En todo caso, los medios que han podido penetrar la frontera de la censura subrayan la tesis del ataque: Lo hizo el pasado jueves el ABC y La Voz de la Galicia. El ABC destaca este viernes que se estaban probando la resistencia de los helicópteros a plena carga de munición y hombres. Una tesis que Intereconomía lleva defendiendo desde el mismo día de la tragedia. Por su parte, El Mundo se hace eco de la información que hispanidad.com ofrecía en exclusiva para sus lectores (ver http://hispanidad.com/noticia.aspx?ID=8458) el mismo trágico martes 16: un informe del CNI avisó al Ministerio sobre la conflictividad de la zona.
En todo caso, ambas hipótesis resultan incómodas políticamente. En el caso del accidente, Bono tiene sobre sus espaldas el recuerdo personal de la saña empleada con ocasión del accidente del Yak42.
En caso de tratarse de un ataque -como apuntan casi todas las fuentes militares- el gobierno deberá de explicar la coherencia de la Alianza de Civilizaciones con la muerte de 17 soldados españoles en una "misión de paz" en una zona de conflicto. Y en caso de que se tratara de un fallo del helicóptero, la responsabilidad sería de los políticos que los compraron. Conviene recordar que el suministro de los Cougar se hizo en 1990, que se trataba de la oferta más barata, pero también la no recomendada entonces por el Ejército. Además, como ya hemos informado, fuentes militares señalan que esos helicópteros no han salido bien, no tienen mecanismos de radar para defenderse de un ataque exterior y ya se han caído varios. Y por si fuera poco, las medidas reforzadas de seguridad de las que habla Bono son "un tío en América" según fuentes castrenses, porque quien revisa y valida son las propias unidades sin existir una auditoría externa.
Tanto la tesis del fallo técnico como la del accidente, perjudican al gobierno. Quizás por eso se ha privilegiado la hipótesis de los "vientos racheados".