Sr. Director:
Alguien que se erige en juez de la palabra viene calificando a muchos miles de ciudadanos (alrededor de un millón y medio que participamos en la defensa de la familia el 18 de junio de 2005) con el calificativo de homofóbicos.
Son los representantes del activismo gay los que pretenden demonizar con ese término a aquellos que defendemos ideas diversas y consideramos que el matrimonio es el formado por un hombre y una mujer en palabras de Lionell Jospin, ex-primer ministro de Francia.
Constituyéndose en una suerte de tribunal inquisidor e inapelable enjuician y caricaturizan de forma impune a personas que como Aquilinio Polaino sustentan un discurso científico y abierto al debate de ideas.
Sólo descalificaciones personales y nada positivo aportan en cambio estos personajes a la sociedad democrática.
Antonio García Bergo
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