Adam, Mike y Neil son tres hombres de edades y profesiones diferentes pero que tienen algo en común: son adictos al sexo y pretenden rehabilitarse dentro de un grupo de apoyo creado para tal fin y, a partir de ahí, se convertirán en amigos…
A pesar de que su argumento ya nos indica que en Amor sin control encontraremos situaciones explícitas desagradables, esta comedia dramática es más seria de lo que parece porque plantea el vacío que deja la búsqueda del placer sexual como fin en sí mismo y, en el caso de la adicción, los problemas que genera tanto en la vida familiar como profesional. De hecho, la subtrama protagonizada por Tim Robbins y las consecuencias que su erróneo comportamiento produjeron en su relación con su hijo, son verdaderamente trágicas.
Por ello, este debut como director del hasta ahora guionista Stuart Blumberg resulta más interesante de lo que, a priori, sugiere pero, insistimos, para ello hay que "tragarse" algunas imágenes sexuales de alto voltaje.
Para: Los que quieran comprobar la tragedia que provoca cualquier adicción en la vida familiar