El matrimonio no es un mero contrato, tiene un aspecto institucional, de orden público, que afecta no sólo a los cónyuges sino a toda la sociedad.
Es así que el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco señalaba que "el matrimonio no es un mero contrato, tiene un aspecto institucional, de orden público, que afecta no sólo a los cónyuges sino a toda la sociedad por estar implicadas en el mismo cosas tan importantes como la creación del ambiente idóneo para dar vida y los lazos de paternidad y filiación que afectan profundamente a la configuración básica de la sociedad y a su continuidad en el tiempo.
Por eso históricamente, en la formalización del matrimonio, intervienen autoridades públicas del Estado o, en su caso, de las instituciones religiosas y no un mero fedatario de la voluntad de las partes".
No olvidemos que España tiene un gravísimo problema de inestabilidad matrimonial y familiar con una caída muy preocupante de la nupcialidad y la natalidad y con un índice de incremento de las rupturas matrimoniales igual de preocupante. Un gobernante prudente debiera preocuparse de crear las condiciones legales y prácticas que coadyuven a dar estabilidad a la institución matrimonial en España reforzando su carácter institucional y promocionando su permanencia.
Pienso que la iniciativa del ministro Gallardón va en la dirección contraria y no puede justificarse por factores puramente coyunturales como los de agilizar trámites o plazos o el abaratamiento de los procedimientos, cuestiones ambas importantes pero circunstanciales y accesorias.
JD Mez Madrid