Rara es la carta diaria de D. Miguel Dueñas Muñoz publicada en Hispanidad que, venga o no a cuento, no contenga alguna opinión injuriosa respecto al régimen de Franco, identificándolo con el infierno en la tierra.
Como eso de la memoria histórica es tema complejo y cada uno cuenta la feria según le fue, o le parece recordar que fue, imagino que el señor Dueñas padecería terriblemente durante el franquismo y por eso cada mañana se levanta con el generoso ánimo de trasladarnos su renovado dolor para compartirlo con los lectores de Hispanidad. Aunque no es algo muy positivo, cada uno es muy libre de reavivar sus fobias y odios, pero todo ha de tener su medida; que una cosa son los sentimientos personales y, otra muy diferente, la realidad de la historia.
En su carta titulada «A los especuladores norteamericanos sólo les importa su país», el señor Dueñas comenzaba así: «Allá por el año 1939, un ejército capitaneado por un dictador derrotó a sangre y fuego con la ayuda de la banca, de los nazis alemanes, de Mussolini y otros, a la república española legalmente constituida por la voluntad popular del pueblo español, expresada en las urnas. Esa dictadura después de terminada la guerra siguió torturando y matando hasta la desaparición del dictador, pero hubo un momento, al terminar la segunda guerra mundial, en que los ejércitos aliados podían haber entrado a liberar España de la tiranía de Franco, al igual que hicieron con Hitler y Mussolini, pero los jerarcas yanquis y europeos no lo hicieron y permitieron que la dictadura se instalara en España e incluso al paso de los años hasta la apoyaron». ¡Apoteósico!
Los excesos no son buenos, y los ejercicios de ficción histórica conviene administrarlos con cierta mesura, porque se corre el riesgo de que te confundan con un guionista de película española subvencionada y con premio Goya.
Miguel Ángel Loma Pérez