Otra cosa es que, en este momento, dada la situación del mercado, la decisión resulte más negativa para el que se queda que para el que se va.
La corte arbitral de París ha dictaminado sobre la planta argelina de Gassi Tuil, donde participaba el Gobierno argelino, a través de Sonatrach, Repsol y Gas Natural. Solución salomónica, se rompe el acuerdo y los argelinos deberán pagar a la petrolera y gaseras españolas la tesorería pendiente.
Un acuerdo sorprendente por cuanto fueron los argelinos quienes rompieron el acuerdo unilateralmente. Por lo general, ante una ruptura unilateral suele ser la otra parte la beneficiada.
Otra cosa es que dada la situación del mercado -no se vende gas en sitio alguno- Repsol y Gas Natural no salgan perjudicados. De hecho, el todopoderoso y extraordinariamente agresivo, ministro de Energía argelino, Chakib Jelil, a quien se considera futuro presidente del país, no ha cumplido su bravata de sustituir a los españoles por los franceses.
Pero el fallo de París precede al del Tribunal Arbitral de Ginebra, y éste es más peligroso y preocupante. Se refiere a la también unilateral decisión argelina de subir el precio del gas un 20%. La debilidad de un Gobierno Zapatero a quien nadie respeta en el panorama internacional, y de un ministro de Industria, Joan Clos -especialmente indolente-, provocó aquella salida de pata de banco de Jelil, que, no lo olvidemos, no tiene por objetivo España sino todo el gas argelino que entra en Europa. Si España cede, toda Europa entera tendrá que ceder al chantaje (recordemos el conflicto entre Rusia y Ucrania).