El grupo siderúrgico más importante de Alemania, dedicado a la fundición y forja del acero, pasa por un momento delicado. Y es que en el tercer trimestre de su ejercicio fiscal ha perdido 131 millones de euros (hace un año ganó 254 millones). En lo que va de ejercicio, ThyssenKrupp ha reducido el beneficio un 36% y la cosa no pinta bien.
Así lo ha manifestado este jueves su presidente, Guido Kerkhoff: el flujo de caja no es satisfactorio y, lo que es peor, considera que la situación actual no es sostenible a largo plazo.
La clave han sido los 200 millones de euros que ha destinado la división de Soluciones Industriales para gastos de proyectos adicionales. No todo son malas noticias: la facturación ha subido un 3% en lo que va de ejercicio aunque, eso sí, se ha reducido la entrada de pedidos un 1%.