El Grupo Prisa se descalabra en bolsa -cae entre un 9% del arranque de sesión a un 7%- al quedar su gozo en un pozo con la venta Media Capital a Altice, en concreto a su filial Serviços de Comunicaçao de Multimédia (MEO). No ha sido posible ese paso porque dependía de la autorización de la Autoridad de Competencia portuguesa, que no lo ha dado, y han vencido los plazos previstos. Es una mala noticia que da de lleno en uno de los problemas del grupo: la reducción de la deuda.
La frustración de esa venta supone, básicamente, un duro golpe al acuerdo de financiación firmado por Prisa con los bancos acreedores, sobre todo, una vez descartada la venta de Santillana. El grupo editorial, sin embargo, recuerda en un comunicado que el vencimiento de la deuda no acaba “hasta finales de noviembre de 2022”.
Empaña el reequilibrio patrimonial logrado tras la ampliación: contaba con la venta del activo luso
Ocurre en un grupo que “no puede dar pasos en falso”, como dijo su presidente, Manuel Polanco, en la última Junta de Accionistas, al destacar el reequilibrio patrimonial de Prisa tras la ampliación de capital, la refinanciación de la deuda -reducida de 1.422 a 818 millones, tras la ampliación- y el plan de desinversiones. Entre éstas, seguirá pendiente la de Media Capital, que aporta un 14% al Ebitda al grupo, pero con la que Prisa podría obtener 321 millones por su venta.
Juan Luis Cebrián, mientras, ya no tiene poderes ejecutivos, ni preside El País, que corre a cargo del consejero delegado, Manuel Mirat. Con Janli ha ocurrido lo contrario que con Ana Botín, que sigue subiendo peldaños, el último: el nombramiento como consejero coordinador de su amigo Javier Monzón.