- El presidente catalán escenifica el plan para fuga, que depende, añade, de un pacto y del apoyo de la CUP a los Presupuestos.
- Puigdemont quiere superar la cuestión de confianza (acabar la legislatura) y a partir de julio, aprobar las leyes para desconectar Cataluña del Estado.
- La CUP será favorable a Puigdemont, salvo sorpresas, en la votación de este jueves: ya garantizó su apoyo hace semanas.
- Y se visualiza así que la izquierda anticapitalista es el principal problema para Junts pel Sí (la antigua Convergencia y ERC).
El presidente de la
Generalitat, Carles Puigdemont (en la imagen), ha consumado este miércoles la baladronada del referéndum sobre la independencia de Cataluña si supera la
cuestión de confianza a la que se somete. "O referéndum o referéndum", ha dicho, y después le ha puesto fecha: segunda quincena de septiembre de 2017.
Puigdemont tiene tan clara la convocatoria del referéndum como las condiciones para culminar ese final: llegar "al final de la
legislatura", para lo cual precisa el apoyo de la CUP, y subir así "el último escalón antes de proclamar de manera efectiva la independencia de Cataluña". También para que salgan adelante los
Presupuestos. Y si no es así, elecciones,
El Parlamento catalán celebra la primera jornada del debate de la cuestión de confianza. Salvo sorpresas, el voto será favorable a Puigdemont, este jueves, puesto que la
CUP ya garantizó hace semanas su apoyo al presidente de la Generalitat. Este miércoles, no obstante, se ha dirigido con fuerza exigiendo el respaldo.
Y así se visualiza el principal problema de la antigua
Convergencia (ahora llamada PDC) y de
ERC, es decir, de
Junts pel Sí: que son títeres de la ultraizquierda de la CUP (también anticapitalista).
Puigdemont lo ha disimulado bien en su intervención en la apertura del debate. Otra cosa es que sepa igual de bien que
necesita el acuerdo con el Gobierno del Estado. Lo intentará y no reculará, ha dicho.
A partir de ahí nada nuevo. Superada la cuestión de confianza, encargará al vicepresidente,
Oriol Junqueras, la puesta en marcha de la
"arquitectura de un referéndum" aprovechando el impulso de una nueva
Diada.
Antes, a finales de julio de 2017, el Parlamento "aprobará las leyes necesarias para que Cataluña funcione como un Estado independiente", con leyes de
desconexión como la de transitoriedad jurídica, que ya están elaborando
Junts pel Sí y la CUP.
Si en última instancia, por razones técnicas, no fuera posible un referéndum unilateral -como el que reclaman la CUP y la ANC y avala ERC, aunque genera recelos en el PDC del
president-, que conduciría a un choque institucional entre el Estado y la Generalitat, a
Puigdemont aún le quedaría por jugar la carta de las llamadas "elecciones constituyentes" para calibrar el grado de aceptación en las urnas del proyecto independentista.
Y todo esto sin Gobierno central en 'Madrit'. Pero aun así, lo tienen 'molt dificil'.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com