Sergei Lavrov y Josep Borrell, ministros de Exteriores de Rusia y España
Estamos ante una trama o culebrón que reúne todos los ingredientes para convertirse en una serie por capítulos, emitida en prime time y batiendo records de audiencia, sino fuera porque se trata de un asunto serio y grave, dada las circunstancias, y sobre el que tienen mucho de qué hablar, o deberían tenerlo, el ministro de Exteriores en funciones, Josep Borrell y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, en su encuentro de Japón, como previo a la reunión del G20 en Nagoya, en plena investigación sobre las injerencias rusas en Cataluña y tras saberse que, según publica el diario El Mundo, la Guardia Civil detuvo en octubre en Gerona a dos hombres investigados en la causa que sigue la Audiencia Nacional por las injerencias desde el extranjero en el proceso independentista.
“Fueron detenidos en La Junquera (Gerona) cuando circulaban por la AP-7 en dirección a Francia. En el registro del vehículo, un Mercedes de alta gama matriculado en Bielorrusia, la sección Fiscal de la Guardia Civil encontró dentro de un maletín una granada M-75 de fabricación rusa en perfecto estado de uso”, dice el periódico y añade en su información que tras la intervención de los Tedax, ambos acabaron en prisión provisional por orden de la juez de Figueras. “Al margen de esa imputación en el juzgado del lugar de los hechos por depósito de armas de guerra, la Audiencia Nacional también investiga su papel dentro de las actividades del espionaje ruso destinadas a la desestabilización política de España aprovechando el conflicto catalán”.
Según una información publicada por The New York Times en octubre, la unidad GRU-29155 tendría entre sus cometidos realizar operaciones especiales para 'desestabilizar Europa'
“La Audiencia Nacional relaciona a ambos detenidos -uno de los cuales tenía orden de detención bajo otra identidad- con el también investigado Denis Sergueiev, un oficial de alto rango de los servicios de inteligencia militar rusa (GRU). La web de investigación Bellingcat reveló que este espía ha visitado Barcelona en al menos dos ocasiones bajo la identidad de Sergey Fedotov. Una de ellas, el 29 de septiembre de 2017, tres días antes del referéndum del 1-O”, explica en sus páginas El Mundo.
La reunión de Borrell, más en su papel de alto representante electo de la UE que como miembro del Gobierno español, con Lavrov coincide con un hecho imprevisto cuando se programó: la investigación que realiza la Audiencia Nacional sobre las actividades, a su paso por Cataluña, de un espía ruso vinculado con dos intentos de asesinato, algo que el Gobierno asegura desconocer: “No tengo constancia de que se supiera”, decía Isabel Celaá en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, intentando esquivar, (muy mal por cierto), las sucesivas preguntas y repreguntas sobre la causa que sigue la Audiencia Nacional por las injerencias desde el extranjero en el proceso independentista, es más la ministra portavoz aseguró que el tema no se había tratado en Consejo de Ministros….. "Como Borrell, nosotros no tenemos ninguna noticia", señaló, aludiendo a lo que había dicho horas antes el titular de Exteriores cuando afirmó que él no tenía "la más remota idea" sobre este asunto para preguntarse después si el autor de la noticia tenía información privilegiada.
Ambas contestaciones son delirantes, de aurora boreal como diría aquel, porque pretenden hacer creer a los medios que no solo el Ejecutivo el pleno sino, y lo que es más grave, el ministro del Interior, viven en la ignorancia absoluta, una ignorancia que ni siquiera les ha hecho plantearse la respuesta lógica ante asuntos de gran calado como este, es decir, llamar a consultas al embajador español en Moscú y formalizar una protesta por injerencia grave de otro país en asuntos nacionales.
La reunión Borrell-Lavrov coincide con un hecho imprevisto cuando se programó: la investigación que realiza la Audiencia Nacional sobre las actividades, a su paso por Cataluña, de un espía ruso vinculado con dos intentos de asesinato.
Lo cierto es que tanto el ministro de exteriores en funciones como la diplomacia rusa han mostrado su malestar ante las publicaciones que han aparecido en los últimos meses sobre este asunto y que han vuelto al primer plano informativo, tras revelaciones de un ex diputado ruso a RTVE en las que afirmaba que Moscú envió espías a Cataluña en pleno ‘proces’ y también que emisarios de Puigdemont contactaron con él. Markov, que así se llama el ex diputado, dice que se reunió en al menos dos ocasiones con Víctor Terradellas, el exresponsable de Relaciones Internacionales de CDC investigado por el supuesto desvío desubvenciones públicas al proceso soberanista. Una persona muy cercana a Carles Puigdemont. En esa conversación hablaron sobre si Rusia apoyaría a la independencia de Cataluña. De hecho, su nombre aparece en una libreta de Terradellas que la policía encontró durante un registro.
El sumario recoge también una conversación en la que un día antes de la declaración unilateral de independencia Terradellas y Puigdemont habla del presidente ruso. Reconoce que Rusia envió espías a Cataluña y lo enmarca dentro de la normalidad. En noviembre de 2017 el gobierno de Mariano Rajoy ya alertó de la injerencia rusa tras el 1 de octubre. Según fuentes policiales los servicios de inteligencia tenían constancia de que hackers rusos intentaban desestabilizar la situación política en España.
La unidad GRU-29155
El conjunto de actividades asociadas a la conocida como GRU, la agencia de inteligencia militar de Rusia, es grande. En concreto, la lista de cometidos que tiene una de sus unidades: GRU-29155, de la que se afirma estar detrás del envenenamiento de Serguéi Skripal en el Reino Unido o los dos intentos fallidos de asesinar al traficante de armas búlgaro Emilian Grebev hasta la desestabilización política en Moldavia y el fracasado golpe de Estado en Montenegro. Al parecer, la Audiencia Nacional investiga ahora su paso por España y sus supuestas actividades ligadas al procés.
No se sabe a qué espera el Gobierno para llamar a consultas al embajador español en Moscú ni para formalizar una protesta por injerencia grave de otro país en asuntos nacionales
Según una información publicada por The New York Times en octubre esta unidad tendría entre sus cometidos realizar operaciones especiales para 'desestabilizar Europa' o planear una conspiración para derrocar el poder en cualquier país del mundo.
La información fue desmentida ese mismo mes por varios medios rusos, no solo por afines al Gobierno sino también por los más críticos con Vladimir Putin.