Cada vez hay menos películas de contenido blanco, y desarrollo sencillo, ideales para los más pequeños de la casa... y también para los grandes. Por eso es tan agradable El Grinch, una nueva adaptación cinematográfica de un bonito cuento, escrito en el año 1957 por el estadounidense Dr. Seuss (cuyo nombre real era Theodor Geisel), en esta ocasión, en una película de dibujos animados.

El Grinch es un cascarrabias solitario, que vive en una montaña acompañado solo de su perro Max y odia la Navidad, por lo que concibe “aguar” estas fiestas a sus vecinos más cercanos, los habitantes de “Villa Quién” y, para ello, decide robarles sus regalos de Navidad. No obstante, en sus planes se cruza una encantadora niña.

Han sido los estudios Illumination, los creadores de los divertidos personajes de Los Minions, los que consiguen transmitir un mundo fantástico lleno de color gracias a unos imaginativos dibujos digitales. Eran los más apropiados porque su director general, Chris Meledandri, ya había adaptado otros dos libros del mismo autor: en el 2008, Horton, y, en 2012, Lorax. Meledandri sigue en su línea de hacer protagonistas a personajes con un lado malvado, como era Gru, que disfrutan haciendo todo tipo de faenas a otros seres pero que, en el fondo, no son felices.

Muy fiel al relato clásico, que es muy sencillo, El Grinch denuncia, implícitamente, el consumismo innecesario que se da en estas entrañables fechas al mismo tiempo que reivindica lo importante: el poder del perdón y la generosidad que debemos mostrar con nuestros semejantes, no solo unos días, sino todo el año. A esto hay que sumar que está muy bien rodada técnicamente, la banda sonora de Danny Elfman integra una selección de villancicos preciosos y las rimas que aparecen en el relato se integran en el desarrollo sin resultar nunca pesadas.

El cortometraje que precede a la película, de Los Minions es graciosísimo, así que lleguen puntuales a la proyección.

Para: los que les agraden los cuentos infantiles