Héloïse, una mujer separada desde hace años, y madre de tres hijos empieza a experimentar el denominado popularmente “síndrome del nido vacío” ante la inminente marcha de su hija pequeña, que va estudiar a Canadá.

La directora Lisa Azuelos se dio cuenta que, cuando hablaba de su vida, mucha gente se sentía identificada con las mismas vivencias, por esa razón, el detonante de la inspiración de Mi niña fue la escena de Boyhood, de Richard Linklater, en la que la madre, interpretada por la actriz Patricia Arquette, contempla desolada cómo su hijo se prepara para ir a la universidad.

Efectivamente, contemplando la comedia que nos propone Azuelos es fácil identificarse con esa madre comprensiva, que se ha volcado en sus hijos y que observa con auténtica pena que se va a quedar sola sin saber qué va a ser de su existencia. A lo largo de hora y media de metraje la observamos apagando todo tipo de “incendios” que provocan sus hijos que se han independizado y reacciones habituales entre éstos como los celos. Igualmente se palpa cómo pequeñas manías de los padres también son asumidas, sin pretenderlo por los hijos. Aquí la hija empieza a filmar los actos cotidianos en su hogar para tener videos domésticos, al igual que siempre ha hecho su madre con ella.

Lo que quizás “saca” un poco de la historia es la permisividad de esa madre, a la que no le parece raro que sus hijos fumen “canutos” de marihuana o que se acuesten con alguien, en su propia casa y con su aprobación. A esta madre, habría que recordarle que inculcar valores morales es algo imprescindible en la educación de los vástagos.

Que la historia que narra le importaba mucho a esta directora gala lo asumimos desde el momento que su alter ego en la ficción ha recaído en una de las mejores comediantes francesas, Sandrine Kiberlain (9 meses… de condena!,) y, todavía más, porque el personaje de su hija esta interpretada por su propia hija, Thaïs Alessandrin. También hay en el reparto otro vástago de famoso Víctor Belmondo, nieto del actor Jean-Paul Belmondo.

Para: será reconocible en algunos aspectos para aquellos que han experimentado el síndrome del nido vacío o estén a punto de sentirlo.