El director  Thomas Vinterberg (recordado por su magistral La caza) toma las riendas de esta nueva adaptación cinematográfica de la conocida novela de Thomas Hardy, un escritor británico de finales del s. XIX, a quien todos recordamos por ser el autor de Tess, cuya adaptación a la gran pantalla corrió a cargo de Roman Polanski. La joven y atractiva Bathsheba Everdene se convierte en la heredera de una magnífica granja que le permite defender con tesón su independencia sin tener muy claro lo que supone. Su confusión también alcanza el terreno sentimental puesto que no sabrá decidirse, en un primer momento, entre los tres hombres que la pretenden: un humilde y leal pastor; un maduro y rico hacendado y un atractivo e impulsivo soldado. El camino para encontrar la felicidad de esta heroína estará plagado de sinsabores al confundir el amor con un  enamoramiento destructivo. Así Bathsheba  defiende su independencia por encima de los convencionalismos de la época pero, al mismo tiempo, es coqueta y caprichosa lo que desembocará en situaciones poco afortunadas en las relaciones con los hombres que quieren compartir su vida con ella. Y, en ese punto, encontramos la mayor pega de este filme: la actriz Carey Mulligan nunca convence en el papel de heroína seductora capaz de derretir corazones; de convertirse en el amor de la vida de uno y en la obsesión de otro. A lo que no puede ponérsele ninguna objeción es a los apartados técnicos: posee una ambientación cuidadísima que nos sumerge perfectamente en la época victoriana y la fotografía es de una impresionante belleza. Incluso puede destacarse que nunca cae en el determinismo de Tess, la obra cumbre de Hardy llevada al cine por Roman Polanski, porque aquí la protagonista tiene la posibilidad de enmendar sus errores. Para: Los que les gusten los dramas de época correctos Juana Samanes