Rodeado de su equipo habitual, primeros espadas en efectos visuales y diseño de producción, Tim Burton vuelve al terreno que más le agrada: el de los cuentos fantásticos. Lo hace trasladando a la gran pantalla la novela homónima  de Ramson Riggs, quien escribió esta obra inspirado por su afición a coleccionar fotografías antiguas, cuanto más raras mejor. Visualmente muy imaginativa nos presenta a Jake, un adolescente norteamericano con problemas de adaptación. Solo conecta bien con su abuelo Abe, por ello cuando éste muere de manera misteriosa viaja a Gales para intentar descubrir si existe ese lugar mágico del que le hablaba repetidamente; el hogar especial donde habitan niños peculiares que no encajan en el  exterior. Para penetrar en ese enclave Jake viajará  al año 1943 donde conocerá a una valiente institutriz, Miss Peregrine, y a los niños que tutela. Esta heroína es una "ymbryne", lo que significa que puede manipular el tiempo y adoptar la forma de un pájaro, pero utiliza este don para crear un bucle temporal en el que ella y los niños viven en un mismo día que se repite una y otra vez. Esto les protege de los males del mundo. La descripción de los menores que la habitan con habilidades muy curiosas, y su singular "Mary Popins", resulta de lo más atrayente porque, como en la última entrega de Capitán América, Civil War, lo más destacable de estos niños peculiares no es que tengan superpoderes sino que poseen una gran humanidad. Por eso nos interesa el   conflicto de esos pequeños condenados a vivir siempre el mismo día, sin poder envejecer, mientras son  amenazados por unos monstruosos seres. En el importante apartado del guión, Burton ha contado con la afamada escritora Jane Goldman (Kingsman: Servicio secreto, X-Men: Primera generación, La mujer de negro) y ambos logran una película estimable que, no obstante, es mucho mejor en su arranque que en su desenlace, más convencional. Para: Los que disfruten con las películas de Tim Burton Juana Samanes