Un famoso director de orquesta Eduard Sporck acepta el trabajo de crear una orquesta juvenil israelí-palestina, pero pronto se ve involucrado en un montón de problemas porque, habiendo crecido en un estado de guerra  y constantes ataques terroristas, los jóvenes músicos de ambos lados están lejos de ser capaces de formar un equipo. 

“Haz la música y no la guerra”, es el subtítulo que de este estupendo drama que, como otros anteriores, intenta reflexionar y buscar soluciones pacíficas al conflicto palestino- israelí. Está inspirada libremente en West-Eastern Divan Orchestra, un proyecto ideado en el año1999 por el músico Daniel Barenboim y el filósofo Edward Said que pretendía reunir a jóvenes talentos musicales palestinos, árabes e israelíes e incitar un foro para el diálogo y la reflexión acerca del problema de Oriente Medio

Como imaginarán la música tienen un papel importante en este film lleno de valores, pero todavía más la palabra, los diálogos,  que demuestran  que ambos lados  tienen su parte de razón en este conflicto interminable. No es extraño que un film que aspira a esa buscada ecuanimidad haya sido producido por  un tercero, en este caso Alemania, aunque su director es Dror Zahavi creció en una de las zonas más pobres del sur de Tel Aviv.

Para: los que les gusten las películas sobre el conflicto palestino israelí.