• Porque si fomentas el mal menor tendrás el mayor mal.
  • La nueva teoría 'científica': no les des carne fresca, dales fotos frescas.
  • A ver si nos enteramos: cuando el progresismo ya no necesite la peredastia para acabar con la Iglesia, legalizará la pederastia.
Ante todo lean esta maravillosa de la cosa de la vanguardia científica, o así, que dijo el vasco. La tesis, muy científica, como creo haber dicho antes, consiste en tranquilizar al miserable pederastia con pornografía infantil. Así le entretenemos y no pasa a mayores. Con eso se conformará y no violará niños. Sí, dicho así, suena estúpido pero les aseguro que se trata justamente de esa misma sublime demencia, que se pretenden elevar a la categoría de ciencia. Con razón decía San Pablo que la ciencia hincha y sólo la caridad edifica. Aclaremos algo: la distinción entre pedofilia y pederastia no es sencilla. El propio diccionario de la Real Academia lo complica. Se supone que pedofilia es la atracción sexual de un adulto por un menor, es decir, se queda en la teoría. En ese sentido, pederastia sería la puesta en práctica de tan morboso deseo. Ahora bien, para el diccionario, al que tanto están forzando últimamente los chicos de lo políticamente correcto, por ejemplo, el lobby gay, resulta que pederastia es pedofilia, es decir, inclinación erótica hacia los niños, a la vez que práctica, es decir, abuso sexual cometido con niños. Pero quédense con esto: pedofilia teoría -pornografía- pederastia práctica -sexo con niños-… o como quieran llamar a esas aberraciones que se hacen con niños. En cualquier caso, lo que dice algunos de nuestros sesudos científicos es que si promocionas la pedofilia, detendrás la pederastia. Sí, y un jamón de mono, o como escuché en Navarra, algo un poco más basto: Sí, por la pichorra. Es como si me dices que para reducir la prostitución tienes que fomentar la pornografía. El sexo se pervierte cuando se separa del amor pero es que la pornografía es pura perversión, porque ni hay amor ni hay sexo. Bueno, hay sexo icónico, que ya es la necedad supina. Es la historia de la modernidad. No existe el bien y el mal. Lo único malo es que a mí no me partan la cara. Por tanto, la única frontera, el único límite ético, es la violencia. Pero ojo, violencia física. Por eso, cuando se habla de violencia de género, pensamos en el varón. Como si la mujer no fuera violenta. Lo que ocurre es que cuando una pareja rompe cada uno utiliza las armas de la mejor maneja: la mujer la lengua, violencia verbal, el varón sus músculos, violencia física. Pero la moral modernista asegura que ni la violencia verbal, que tanto daño hace, es decir, la violencia femenina, ni la pornografía, que no daña a nadie ni la pedofilia (el deseo de ayuntarse con niños) deben ser condenados: sólo el machismo físicamente violento es repudiable, sólo la pederastia debe ser perseguida, la pedofilia no. Traducido a pedofilia y pederastia: promociona la primera, el deseo de trato carnal con niños, y no la pederastia: práctica sexual con niños. ¿Qué dice la moral, o sea, la sensatez? Pues que si separan sexo y amor y amor de procreación, lo mismo da que sea contra el sexto mandamiento (obras) como contra el noveno (pensamientos y deseos) todo se va al cuerno. Porque en el noveno también hay una víctima: la mujer tomada por un objeto y el hombre, o la mujer, que vulneran su propia dignidad. Malo es el pederasta que depreda inocencias y malo es lo del adulto que babea pensando en niños impúberes. Y además, lo uno lleva a lo otro. La pluma puede herir más que la espada, decían los clásicos. Además, insisto, lo uno sigue a lo otro: la pornografía lleva a la prostitución y la pedofilia a la pederastia. Y para que nos enteremos: cuando el progresismo ya no necesite la peredastia para acabar con la Iglesia… legalizará la pederastia. Por ahora, pretenden empezar con la pedofilia. Eulogio López eulogio@hispanidad.com