• Una niña de 12 años no tiene nada que ver con un niño de 12 años. No los mezcles.
  • El Tribunal Supremo aprueba la educación diferenciada.
  • Y no se les puede negar el concierto.
  • Méndez de Vigo, aplícate el cuento.
Es una sentencia del Tribunal Supremo pero me temo que si es ignorada mediáticamente, y lo será, nuestro valiente ministro de Educación Íñigo Méndez de Vigo (en la imagen junto a Susana Díaz), no forzará a las comunidades autónomas a aplicarla. No son los tribunales los que imparten justicia en Occidente sino los medios informativos y las redes sociales. Mejor, la red Internet, que es red de redes e infovía de infovías. Pero, al menos, podremos implorar a la diosa razón (esa hermana gemela de la fe) que si el Tribunal Supremo asegura que educar a los niños por un lado y a las niñas por el otro no discriminan a nadie, las comunidades autónomas -por ejemplo Susana Díaz, en Andalucía- deberían acatar la sentencia y seguir otorgando el concierto a la educación diferenciada. Y luego, cada padre que elija, de forma libérrima, si envía a sus hijos a un colegio mixto o a otro 'segregador'. Yo lo tengo claro: me quedo con la segregación. Por cierto, ¿y por qué la educación diferenciada? Sencillo, porque un niño de 12 años tiene en frente a una niña de 12 y una niña de 12 tiene 15 frente a un niño de doce. Luego, allá en la universidad (últimamente, yo creo que a las 40) la madurez de ambos sexos tiende a nivelarse… y a partir de ahí comienza su decadencia. Pero esa es otra historia. Por de pronto, Susana, campeona, a cumplir la sentencia. Bueno, Susana y el resto de comunidades autónomas y ayuntamientos que se pasan la sentencia por donde les viene en gana. Eulogio López eulogio@hispanidad.com