• La seguridad jurídica no puede consistir en eternizar las estupideces de ZP y arruinar al país.
  • En beneficio de unos chicos que no llegan a fin de mes: los Benjumea de Abengoa, los Florentino Pérez de ACS o los Entrecanales de Acciona.
  • Ahora viene lo mejor: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, dos genios, quieren tropezar en la misma piedra. Le llaman salto tecnológico.
"Un arbitraje de Estocolmo rechaza el recurso de las renovables". Así informaba el diario ABC el pasado domingo. Y la noticia es relevante. Veamos. La fiebre ecologista del gobierno Zapatero hizo que en España se subvencionaran de forma exagerada las energías renovables, eólica, y solar, sobre todo la solar fotovoltaica, de forma alegre y permanente. Eran energías verdes pero carísimas, las que se primaban con derecho público, además de darles prioridad sobre el ciclo combinado (gas) a la hora de entrar en el sistema. Todos los aprovechados del país se apuntaron al asunto y todos los fondos y bancos extranjeros, los más aprovechados de todos, se apuntaron a financiar el chollo. La broma le costó a los españoles un déficit de 25.000 millones de euros. Empezó el propio ministro socialista, Miguel Sebastián, a cortar la locura y luego el ministro Soria le puso coto. Esta es la historia. Ahora bien, en cuanto se redujeron las primas -las subvenciones- comenzó la campaña: España fue acusada, también por españoles, de país carente de seguridad jurídica, república bananera a la que había que llevar a los tribunales. Y se llevó, sólo que el Supremo, con muy buen criterio, dijo que un negocio que ofrecía rentabilidades por encima del 20% no debía vivir del erario público. En otras palabras, que, con un 8% de rentabilidad, ya era un negocio más que suficiente. Entonces los muy nobles fondos de inversión que financiaban las renovables se fueron a arbitrios extranjeros. Ya saben, como el Supremo es un tribunal de república bananera nos vamos fuera. Pues bien, ahora resulta que un primer arbitrio, de Estocolmo, da la razón al gobierno español. Y es que la seguridad jurídica no puede consistir en que nada cambie. Si Zapatero cometió la ecológica estupidez de sobrepagar a todo el que ponga una placa fotovoltaica o una estación termosolar (ya saben, lo de la quebrada Abengoa o lo de los jetas de Florentino Pérez y los Entrecanales) tiene que continuar ahorcándote -ahorcando a todos los españoles- para no quedar como una república bananera. Pues mira no. La seguridad jurídica no puede consistir en eternizar las estupideces de ZP y arruinar al País. No se trata de 'seguridad jurídica' sino de seguridad en la justicia, es decir, en la virtud de la justicia, en lo justo… que no necesariamente en la Administración de justicia. Pues bien, ahora es el cantamañanas de Pablo Iglesias, uno de los tipos más  sabios del país, y otro tipo casi tan ignorante como él, un tal Pedro Sánchez, quienes pretenden poner en marcha otra vez la estafa de las renovables. El pinchauvas de Iglesias lo califica como salto tecnológico. Vamos, que si hacemos caso al grandioso futuro presidente y vicepresidente del país… volveremos a tropezar en la misma piedra. Y a lo mejor, esta vez, la piedra se agarra al cuello. Eulogio López eulogio@hispanidad.com