En la mañana del miércoles 18 de noviembre, Pablo Iglesias le recordaba a su flojillo marcador pepero, Teodoro García Egea, que el PP gobernaba con Vox, ergo el PP es franquista, ergo apoya a la dictadura que asesinó a más gente que nadie, ergo el PP es criminal.

Lo de menos es que todo el escalón de argumentos podemitas partan siempre de una mentira y en cada peldaño vayan exagerando la culpa del adversario. Estamos acostumbrados y en un país tan pastueño como la España de hoy, el asunto cuela.

Pero encima de esto hay que reseñar la malvada coincidencia del miércoles 18 de noviembre.

Mientras “el del Moño” soltaba sus lindezas, hoy, 18 de noviembre, se cumplen 64 años del asesinato de siete religiosas salesas, del monasterio madrileño de la Visitación, a manos de democráticos milicianos social-comunistas. Las asesinadas, no por el hecho de ser mujeres sino por el hecho de ser católicas, por odio a la fe, son las siguientes: Amparo de Hinojosa, Carmen Barrera, Laura Cabestany, Martina Olaizola, Josefa Lecuona, Inés Zudaire y Felícitas Cendoya, ésta última de tan sólo 26 años de edad.

La muy democrática II República degeneró, bajo la dirección frentepopulista de socialistas, comunistas y nacionalistas (mismamente como ahora mismo) en un régimen homicida que se cebó con sus adversarios, y que se distinguió por perpetrar una verdadera carnicería contra los católicos. Eso sí, dentro de una democracia, naturalmente.

Las siete monjas de la Visitación huyeron a un domicilio donde fueron acogidas, muy cercano al Monasterio que los milicianos incendiaron mientras la policía miraba a Gibraltar.

Una criada, seguramente progresista y democrática, les denunció así que fueron arrastradas a la correspondiente cheka -cheka democrática, naturalmente- y posteriormente asesinadas. Ninguna renegó de su fe y alguna, detenidas en mitad de una turba enfurecida que quería lincharlas, hizo la señal de la cruz para que quedara claro por qué morían y por qué las mataban.

El Monasterio que sigue habitado por monjas de la orden San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal es una muestra vida de la verdad ocultada y de la propaganda pregonada: la II República podía ser una democracia formal pero resultó mucho más homicida y liberticida que el Régimen de Franco.

Y por cierto, don Pablo Iglesias “del moño” Turrión: si los comecuras de 1931, sus antecesores, hubieran dejado en paz a los católicos, Franco no hubiera ganado la guerra. Sí, sé que la fe del pueblo español ha caído muchos enteros pero tenga cuidado: el brazo de Dios no ha perdido ni un adarme de su fuerza.