La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), una de los organizaciones satélites del Nuevo Orden Mundial (NOM), ha aprendido cómo chantajear a las organizaciones que se oponen al gaymonio. Lo cuenta espléndidamente bien Aciprensa. Ejemplo: activistas del lobby gay se plantan ante la Conferencia Episcopal de Panamá mientras miembros de la CIDH (del engranaje de la Organización de Estados Americanos (OEA) visitan el país, presionan al Gobierno y se reúnen con las organizaciones gay. Todo ello para presionar a los panameños para que aprueben el homomonio.

Lo de Panamá no es nuevo. Lo mismo hacía décadas atrás, los chicos de la CIDH para que imponer el aborto y “derechos reproductivos” en toda Hispanoamérica.

Para entendernos: 4 de cada 10 católicos hablan español. La Iglesia, a pesar de su pavorosa crisis actual, sigue siendo la gran defensora del ser más inocente y más indefenso, el concebido y no nacido, al tiempo que defiende que la familia natural, no sólo tradicional, es la formada por un hombre y una mujer y defiende la objeción de conciencia que es el próximo objetivo de los satélites del NOM. Por ejemplo, de la CIDH.

La globalización, el derecho internacional o los organismos multilaterales son fenómenos de la modernidad que se hacen necesarios al hacerse el mundo más pequeño. Pueden ayudar pero generalmente tienden a la dictadura global.