• La Navidad agoniza pero no muere… desde hace 2.000 años.
  • Y cada diciembre revive. No hay manera de enterrarla.
  • Quizás porque necesitamos de su alegría.
  • No necesitamos una fecha para ser felices, pero sí un motivo.
Decía Chesterton, uno de los mayores disfrutadores del nacimiento de Cristo, que "la alegre Navidad no muere lentamente sino que revive lentamente". Y así es: se multiplican los agoreros que os anuncian el fin de la Navidad pero la muy artera renace de sus cenizas cada fin de año. Al parecer, necesitamos la alegría navideña. Los hombres necesitamos, no una fecha, sino un motivo para ser felices. Y eso, a pesar de que hay tantos que se ven obligados a leer la biblia sin referirse a Dios, ese monumental absurdo que ha logrado vaciar, en parte a la Navidad de su significado pero no ha disipado la libertad de la necesidad de realización. Y claro, lo uno lleva a lo otro y… El caso es que ni el capitalismo ni el comunismo han logrado matar a la Navidad. Eulogio López eulogio@hispanidad.com