• Hemos destruido la religión para salvar el mundo.
  • Ahora nos hemos cargado el mundo y no encontramos a Cristo.
  • Y ojo: No es posible demostrar que una religión es monstruosa en último término.
  • Los laicistas no han conseguido destruir las cosas divinas, pero han logrado destruir las cosas humanas.
  • Una religión es monstruosa desde el principio y siempre.
Es un precioso artículo del genial Chesterton. Se titula "Las raíces del Mundo", editado en España dentro de una recopilación denominada "Los libros y la locura y otros ensayos". Es un chaval que, aburrido en un jardín, intenta arrancar de cuajo una planta. No lo consigue nunca pero, con cada tirón, va arrancando jirones de paisaje, del planeta entero. Y a medida que el universo desaparece él insiste en tirar. Al final, ante el caos provocado, se le piden responsabilidades y el muchacho responde: -Ustedes me dieron una cantidad de razones complicadas e inútiles de por qué no debía arrancar este arbusto. ¿Por qué no me dieron las dos razones verdaderas: primero, que no puedo, y segundo, que estropearía todo lo demás si llegaba a intentarlo? Como se ve, nuestro muchacho era laico, casi laicista, y razonaba con mucha brillantez. Esto es, con más retórica que dialéctica y más información que formación: llegará a diputado, no lo duden. Su línea argumental resulta formidable: en primer lugar, la culpa no ha sido mía. Yo sólo hice el mal porque ustedes no me enseñaron el bien. La segunda razón es aún más brillante: no me aportaron las dos razones por las que no debía hacer esa barbaridad:  
  1. Porque no.
  2. Porque si lo hago, destrozaré todo lo demás, el mundo entero.
Es tradición que la primera de las dos razones morales solía venir acompañada de un remoquete: no lo harás porque no y como lo hagas te arreo un guantazo. Pero esto es poco democrático, del todo inaceptable en los tiempos actuales. Ahora, en tiempos más civilizados, nos quedamos con la acción mal hecha, el desastre subsiguiente y el balance de daños, que no arreglan nada pero donde el sujeto 'asume su responsabilidad'. O sea, nada. La segunda razón: al destrozar esto, he destrozado todo, es la que sirve a Chesterton para explicarnos que los que destrozan la religión no saben lo que hacen porque no saben lo que deshacen, Ojo al dato: "Todos aquellos que han tratado, en nombre de la ciencia, de desarraigar la religión me parecen muy semejantes al niño del jardín. Los escépticos no consiguen arrancar las raíces del cristianismo, pero sí logran arrancar las raíces de las parras y las higueras de todos los hombres, del jardín de todos los hombres y el patio de todos los hombres. Los laicistas no han conseguido destruir las cosas divinas, pero han logrado destruir las cosas humanas". Y el colofón chestertoniano, para evitar equívocos: "No es posible demostrar que una religión es monstruosa en último término. Una religión es monstruosa desde el principio". Una religión que no sea radical es como el bien no radical: no es bien en modo alguno. Y si una verdad no es absoluta es que no es verdad. Hemos destruido la fe en Cristo para salvar el mundo. Ahora hemos hundido el mundo y hemos olvidado la fe en Cristo. Claro que siempre podremos recuperarlo, empezando por Cristo, no por el mundo. Pero el asunto empieza a adquirir el carácter de urgente.   Eulogio López      eulogio@hispanidad.com