• Sólo que ahora se llaman delitos de odio.
  • El catecismo de la Iglesia considera la homosexualidad como un grave desorden moral.
  • Pero exige al católico tratar con comprensión al pecador.
  • Pues la Iglesia ya está condenada.
  • Y el 69% de los españoles, que se confiesan católicos, también.

Primero llegó la libertad de imprenta, luego la libertad de opinión. Pero ahora, por mor de los delitos de odio, volvemos al delito de opinión. En España, los delitos de odio fueron introducidos, cómo no, por Rodríguez Zapatero, artículo 510 del Código Penal. El delito de opinión consiste en opinar aquello que no agrada al poder, que es lo políticamente correcto. Antes recibía reprobación social pero ahora, resucitado el delito de opinión, puedes ir a la cárcel por el simple hecho de nadar contracorriente. Ejemplo: atrévete a discrepar de la homosexualidad. Benedicto XVI lo llama la dictadura del relativismo. Pero ahora mismo es el lobby gay quien aprovecha esta situación para perseguir a todos aquellos que se atreven a poner en solfa la homosexualidad. El catecismo de la Iglesia Católica califica la homosexualidad como un grave desorden moral. Al mismo tiempo -odiar el pecado, amar al pecador-, el mismo catecismo exige al católico tratar con afecto y comprensión al homosexual. Pero eso importa poco a los partidarios del lobby gay. Ellos no se conforman con la postura cristiana de odiar el pecado y amar al pecador. Simplemente, lo que no toleran es que nadie se atreva sencillamente a repetir lo que está escrito en ese catecismo, que representa el vademécum moral de los católicos, casi el 70% de los españoles se confiesan católicos, según el CIS. En definitiva, hemos vuelto al delito de opinión. Para mí que la cosa tiene su peligro. Eulogio López      eulogio@hispanidad.com