Según el CIS, en lo que menos confían los españoles es en la justicia. ¿Por qué será? A lo mejor es porque jueces y fiscales no imparten justicia sino que imparten la ley... e interpretada según lo políticamente correcto. 

Para los que nunca hemos creído en la justicia nos guiamos por una de estas tres posibilidades:

1.Postura clarividente. Se resume en la maldición gitana: ¡Tengas juicios y los ganes”. Si los pierdes, ya ni te digo.

Señores que se reúnen para ver cuál de los dos abogados es el mejor

2.Postura cínica, que se apoya en la definición de jurado de don Noel Clarasó: un conjunto de señores que se reúnen para decidir cuál de los dos abogados es el mejor. Y el más oneroso, supongo.

3.Postura mística, que es la más racional de todos. Pierda toda esperanza en la justicia humana, huya de los tribunales y confíe en la Justicia Divina. La única que funciona y sin respaldo constitucional.

En cualquier caso, los jueces no imparten justicia, imparten la ley y lo hacen, además, con una interpretación políticamente correcta. En ellos puede más el legalismo que la justicia y no salirse de la corrección política: puede más el sentido de la masa que las conclusiones de la razón.

Los jueces no imparten justicia, imparten la ley

Con todo, lo malo no es la politización de la justicia sino la judicialización de la política. El peligro no está en nuestra mezquina clase política sino en los más desastrosos jueces y fiscales.

Pero usted puede seguir confiando en la justicia, claro está.

A fin de cuentas, cada día que amanece, el número de tontos crece.

¿De qué están más descontentos los españoles? De la justicia. ¿Por qué será?