Parece que a las multinacionales progres no les gustan los sindicatos y así se puede ver en las estadounidenses Starbucks y Amazon, por ejemplo. La primera acaba de ser castigada a readmitir a siete empleados que despidió el pasado febrero por sus planes de sindicarse.

La famosa y cara cadena estadounidense de cafeterías deberá hacerlo por orden de una jueza de Memphis (Tennesse), que se dictaminó el jueves 18. SB Workers United, que agrupa los esfuerzos sindicales de los trabajadores de Starbucks, ha señalado que tiene un plazo de cinco días para hacerlo y si su antiguo puesto no está disponible, debe ofrecerles uno equivalente. La citada jueza se ha puesto del lado de los trabajadores, dando por válidos los argumentos de la Junta Nacional de Relaciones del Trabajo (NLRB, por sus siglas en inglés) y no las alegaciones de la famosa cadena de cafeterías, que señalaba que los despidos se debían a violar el protocolo interno de seguridad al abrir locales después del horario laboral a invitar a dichas reuniones a no trabajadores, incluidos equipos de televisión. Para la consejera de NLRB, Jennifer Abruzzo, la decisión de la jueza “es un paso crucial para garantizar que estos trabajadores, y todos los trabajadores de Starbucks, puedan ejercer libremente su derecho a unirse para mejorar sus condiciones de trabajo y formar un sindicato”, como recoge en un comunicado.

El pasado diciembre, empleados de una cafetería de Starbucks en Búfalo (nueva York) votaron a favor de formar un sindicato en EEUU, el primero de la historia de la compañía. Ahora ya son trabajadores de 220 locales los que han votado a favor de sindicarse

Recuerden que el pasado diciembre, empleados de una cafetería de Starbucks en Búfalo (nueva York) votaron a favor de formar un sindicato en EEUU, el primero de la historia de la compañía. Ahora ya son trabajadores de 220 locales los que han votado a favor de sindicarse, y aunque en todo el mercado laboral sólo el 6,3% de los trabajadores están sindicados y en el sector de la hostelería el porcentaje baja al 1,2%, tras la pandemia del Covid-19 ha crecido la exigencia de mejoras laborales.

En paralelo, el pasado 1 de agosto entró en vigor la subida de sueldo a 15 dólares por hora que se anunció en mayo, para la que se han invertido 1.000 millones de dólares y de la que se han excluido a trabajadores que pertenecían a un sindicato. Pero eso sí, la cadena de cafeterías también presumió de que ahora reconocerá la experiencia acumulada y de a través de una aplicación habrá una comunidad digital donde los empleados serán escuchados y tendrán voz. ¡Vaya cara más dura!

Se ha subido el sueldo a 15 dólares por hora a los empleados, aunque no a todos, mientras el consumidor paga unos cuantos dólares (y muchísimos más euros) por su café de Starbucks y el campesino sólo reciba unos centavos, como reflejó el documental 'Oro negro'

Hace casi cuatro años, Starbucks hizo una alianza de distribución con Nestlé, uniendo a dos monopolistas contra los productores y agricultores de café, que son los grandes explotados de dicho sector. Estas dos multinacionales cerraron un pacto peligroso para las materias primas por lo mucho que influyen en dicho mercado, por ejemplo, marcando los precios a la baja. Así se explica que mientras el consumidor paga unos cuantos dólares por su café de Starbucks, el campesino sólo reciba unos centavos, como reflejó el documental Oro negro (ver tráiler o bien, el documental completo).

Y no hay que olvidar que hace unos meses se ha aliado con Amazon, estrenando su primer local juntos, lo que supone otro paso más en contra del pequeño comercio y el pequeño hostelero. En el gigante estadounidense de comercio tampoco gusta el sindicalismo: hubo intentos de crear un sindicato, pero al final no triunfaron: sólo el 24% de los 3.117 trabajadores de un almacén de Bessemer (Alabama) que participaron en la votación se mostró a favor. “Amazon interfirió en el derecho de los trabajadores de votar en una elección libre y justa”, señaló el Sindicato de Minoristas, Mayoristas y Empleados de Tiendas. Y el antisindalismo no es lo único que une a estas dos multinacionales progres: ambas impulsan la cultura de la muerte, pues financian abortos y seguirán pagando gastos de viaje a empleadas para abortar después de que el Tribunal Supremo de EEUU proclamara el derecho de la vida, anulando el fallo de Roe vs. Wade (el cual legalizó el aborto en el país 1973).