Días después de haber presentado sus resultados trimestrales, Shell ha tomado un protagonismo inusual en el parqué. Eso sí, parece que el mercado se ha tomado más en serio el hecho de que esté estudiando con sus asesores las ventajas que le supondría la compra de BP, según Bloomberg, que la bajada del precio del petróleo después de que la OPEP+ anunciara un incremento de la producción para junio.

Ambas petroleras son bastante británicas. Recuerden que la primera es anglo-neerlandesa, pero en los últimos años se ha acercado mucho más a los ingleses. Por ejemplo, cabe recordar que en 2005 trasladó allí su sede social y en 2021 hizo lo mismo con la sede fiscal, al tiempo que simplificó su nombre quitando las palabras Royal Dutch y dejando solo la de Shell. Eso sí, sigue cotizando en la bolsa de Ámsterdam, donde antes del comienzo de la sesión, la acción bajaba un 4%, pero horas más tarde la bajada se ha suavizado al 2%. Sin embargo, para conocer la reacción de BP habrá que esperar porque este lunes es festivo en Reino Unido y no abre el parqué londinense. Por su parte, la cotización de Repsol ha aplaudido con un alza superior al 1% la decisión de la OPEP*, aunque a medida que han pasado las horas el entusiasmo se ha quedado en el 0,7%, frente a un Ibex 35 ligeramente en color verde (+0,5%).

Shell vale ya más del doble en bolsa que la petrolera británica. Asimismo, la cotización de la primera sólo ha perdido un 14% en el último año, mientras que la de la segunda ha caído un 30%.

Shell ha ingresado unos 61.915 millones de euros hasta marzo, superando los 42.082 millones de BP; y el beneficio neto de la primera se ha situado en 4.298 millones, frente a los 604 millones de la segunda

En resultados económicos, la anglo-holandesa también va mejor que BP, como se ha visto en el primer trimestre, aunque ambas hayan reducido sus ingresos y beneficio, en gran parte, por el abaratamiento del petróleo. Shell ha ingresado unos 61.915 millones de euros hasta marzo, superando los 42.082 millones de BP; y el beneficio neto de la primera se ha situado en 4.298 millones, frente a los 604 millones de la segunda.

Eso sí, el hecho de que Shell haya estudiado con sus asesores las ventajas que le supondría comprar BP (entre ellas, las sinergias, así como la recuperación de presencia en EEUU) no significa nada y el propio informe afirma que no hay nada de dicha operación actualmente. Sin embargo, conviene recordar que ambas coinciden en el repliegue ecologista: Shell comenzó el año pasado y BP hace tan sólo unos meses. Claro que esta última también arrastra algunos problemas, como la falta de cierta política estratégica, así como de liderazgo, al tiempo que insiste en la rotación de activos (entre ellos, una refinería en Alemania, el negocio de eólica terrestre en EEUU, el 50% del desarrollador solar Lightsource BP o la salida de Austria); y encima ahora se añade la presión del fondo activista Elliott en su capital. Recuerden que el canadiense Murray Auchincloss se convirtió en CEO en enero de 2024, tras haberlo sido de forma interina desde el 13 de septiembre de 2013, para cubrir la dimisión del irlandés Bernard Looney por “las relaciones personales no declaradas con colegas de trabajo”, según informó la compañía en aquel momento. Por cierto, Auchincloss mantenía una relación con una colega, según The Times, pero desde BP se señaló que la relación no representaba una infracción del código de conducta y que se había informado completa y adecuadamente sobre la misma. Y desde hace unos meses, BP busca nuevo presidente porque Helge Lund anunció su adiós cuando sea el momento oportuno, “probablemente durante 2026”.

Por cierto, en España, BP aventaja a Shell en estaciones de servicio, ya que es el tercer operador, con más de 700, situándose tras Repsol y Moeve (antes Cepsa), y le sigue Galp. Por su parte, las gasolineras de Shell (algo más de 300) las gestiona DISA (la petrolera de la familia Carceller).