Festividad de los Santos Inocentes. Primera cuestión: los mártires de nuestro tiempo son los bebés abortados. La gran matanza de inocentes de nuestra era se llama aborto, quirúrgico y químico.

Sobre todo, el químico porque, lo repetiremos una vez más en Hispanidad, dado que nadie lo dice: todos los anticonceptivos que se venden ahora mismo en cualquier farmacia son potencialmente abortivos.

Sí, son abortivos, porque pueden actuar tanto antes como después de la concepción. Es decir, actúan, también, después de cuando ya existe un nuevo ser -aunque sea, muy pequeñito, palurdos- que cuenta con un código genético individuado, distinto de código del padre y distinto del código de la madre. Es decir, un nuevo ser humano, tan identificado científicamente como un adulto de dos metros de altura.

La defensa de la vida basta para llenar una vida, porque el aborto es mucho más que aborto, es toda una filosofía, deprimente, de la existencia, en el que el débil molesta

Pero lo malo de 2025 no es sólo el aborto, los mártires de nuestro tiempo, la marca del siglo XXI, sino que, encima, tal bestialidad está comúnmente admitida, hasta por muchos católicos, se manifiesta en orden al signo de nuestro tiempo: la Blasfemia contra el Espíritu Santo, es decir, según el "derecho al aborto". 

Sí, recuerden que la blasfemia contra el Espíritu no es otra cosa que cambiar el bien por el mal. Por ejemplo, calificar el aborto como un derecho: ¿Derecho de una mujer a matar a su propio hijo en sus propias entrañas? ¿En serio? Increíble pero cierto... y comúnmente admitido.

Y es una tarea que merece la pena: la defensa de la vida basta para llenar una vida, porque el aborto es mucho más que el aborto, es toda una filosofía, deprimente, de la existencia, en la que el débil molesta. Y a partir de ahí, hay mucho por lo que luchar.