No lo duden, la guerra entre Paramount y Netflix para hacerse con Warner Bros va mucho más allá del aspecto meramente empresarial. Se trata de una pugna entre conservadores y progresistas, los primeros representados por la familia Ellison y los segundos por los dueños de Netflix, liderados por el cofundador de la compañía, Reed Hastings.

En la era del streaming y del contenido audiovisual, controlar Warner adquiere una importancia hasta ahora inédita. El grupo que actualmente controlan fondos de inversión como Vanguard, Blackrock o State Street, posee la plataforma HBO Max (ahora Max) y canales de televisión como la CNN, el principal canal progre de noticias, del mundo.

Netflix apenas necesita presentación, gracias al fabuloso trabajo de Cristina Martín en Hispanidad. Basta con recordar la película blasfema que lanzó durante la Navidad de 2019 en la presentaba a Jesucristo como un homosexual activo, a la Virgen María como una prostituta y a los apóstoles como a unos alcohólicos. Sí, Netflix es aún mucho peor que progre: es blasfema.

El caso es que su oferta por Warner, de 82.700 millones de dólares, sólo incluye la plataforma Max y los estudios de cine. No le interesa la CNN, tal vez porque un canal de noticias es carísimo de mantener y, más allá del aspecto económico, porque ya es de su cuerda. No necesita comprarlo para que sea progre, porque ya lo es.

Paramount, sin embargo, va a por todo el grupo, incluidos los canales de televisión como CNN. Prueba de ello fue la inmediata respuesta esta semana al requerimiento de Warner de aportar garantías adicionales de su oferta. Dicho y hecho, Larry Ellison, confundar de Oracle, uno de los hombres más ricos del mundo, padre del CEO de Paramount y amigo personal de Donald Trump, se comprometió a aportar una garantía personal e irrevocable de 40.400 millones de dólares, como respaldo a los 108.400 millones de dólares ofrecidos por Paramount.

La pelota ahora está en el tejado de los accionistas de Warner, entre los que están los mencionados Vanguard, Blackrock y State Street, que controlan alrededor del 22% de la compañía. Los fondos, en principio, no tienen ideología -la tienen sus directivos-, pero da la impresión de que están más cerca de Netflix que de Paramount. Y es que, tras el compromiso de Ellison -fue una exigencia de Warner- ahora parece que el precio ofrecido no les termina de convencer, según Harris Oakmark, el quinto accionista, con alrededor del 4% de Warner, que habló con Reuters esta semana.

Resumiendo: la oferta de Paramount es más sólida, financieramente hablando, y más elevada que la de Netflix (30 dólares por acción en efectivo, frente a 23,25 dólares), aunque esta última sólo quiere comprar HBO Max y los estudios de cine. Ahora bien, mientras los dueños de Paramount son conservadores, los de Netflix son progres y blasfemos y nada hace pensar que no vayan a trasladar esa política de contenidos a Warner si finalmente se hacen con ella.

Los accionistas de Warner tienen hasta el 21 de enero para decidir si aceptan la oferta de Paramount o si, por el contrario, prefieren la de Netflix.