En los últimos días, el desalojo de una nave okupada en Badalona se está convirtiendo en un escaparate, precisamente, de la situación de la okupación en España. Esa que tanto la titular de Vivienda, Isabel Rodríguez, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y, hasta el propio presidente, don Pedro Sánchez, niegan que exista.

Es más, el Gobierno Sánchez aporta su granito de arena a la situación actual y decide que sigan siendo los propietarios el escudo social de los 'vulnerables'. Esto marcha.

Y, en esas estamos, cuando los okupas nos explican que no son delincuentes, sólo "hemos abierto tres casas entre ayer y hoy”.

Porque, claro, según el 'pensamiento okupa', si hay viviendas vacías, hay que dárselas a la clase trabajadora, o sea, a ellos.

Mientras, quienes defienden a los okupas, como esta activista de la CUP, Basha Changue, se burlan, a la vez, de los vecinos -de clase obrera-, que sufren las consecuencias de esta okupación.

 

¡Oh sorpresa! en estas llega el cantante -y ahora tertuliano- Ramoncín y descubre que la política de fronteras abiertas y de inmigración ilegal masiva y descontrolada conlleva situaciones como la de Badalona, personas que llegan de manera ilegal a España y a quienes una vez han llegado se les deja -según el planteamiento Marlaska- abandonadas a su suerte y, las consecuencias, que las sufran los españoles. 

En Hispanidad repetimos que la emigración es mala. Toda emigración es mala, malísima, por cuanto significa que alguien escapa de sus raíces, que huye de su historia.

Por tanto, las sociedades de acogida deben ser generosas. Hay que acoger a todo aquel que se pueda integrar. O sea, lo que no hace el ministro Marlaska, que permite llegar a las costas españolas a todo el mundo y luego los suelta en la calle y que se apañen: ellos y los vecinos

Al mismo tiempo al inmigrante hay que obligarle -sí, obligarle- a respetar al país de acogida, un país que se ha construido durante muchas generaciones. 

Pero la inmigración, de suyo, es mala. Cada cual debe vivir allá donde aprendió su lengua materna. El extranjero es una excepción y cuando no es una excepción es porque las cosas no van bien.