Referíamos en Hispanidad el desastre ‘verde’ de Alemania, con caradura y locura incluidas, que usará más carbón ante los recortes en el suministro de gas ruso que está haciendo Gazprom. Pero ojo, porque se puede cuestionar si vamos o no hacia una Europa verde, porque también Austria y Países Bajos van a aumentar el uso de carbón para hacer frente a la reducción del gas ruso. ¡Ole!

Hace dos años, Austria se convirtió en el único segundo país europeo que decidía eliminar por completo el carbón de su generación de electricidad. Sin embargo, ahora todo ha cambiado: el pasado domingo por la noche, red eléctrica. El domingo por la noche, el Gobierno que lidera el canciller Karl Nehammer ordenó a una compañía eléctrica estatal que preparara una central eléctrica de carbón inactiva para que volviera a funcionar. O sea, que no sólo se usará más carbón sino que encima se llega a reactivar plantas.

Por su parte, en Países Bajos, el gobierno de coalición que lidera Mark Rutte también ha decidido aumentar la producción de las centrales eléctricas de carbón para reducir el uso de gas natural y evitar que este último escasee el próximo invierno. Eso sí, no hay que olvidar que sólo depende en un 15% del gas ruso. Esto se decide meses después de que se anunciara que destinarán 500 millones de euros para la construcción de dos nuevos reactores nucleares, apostando por usar esta energía para complementar a las renovables (solar, eólica, geotérmica…), producir hidrógeno y ser menos dependientes de las importaciones de gas. Unos nuevos reactores que quiere que estén operativos en 2030 y que se sumarían a la actual central de Borssele, que con 482 megavatios (MW) aporta alrededor del 3% de la electricidad neerlandesa, y cuya vida útil se amplió hasta los 50 años, por lo que llegará a 2034, aunque podrían ser muchos más.

En este contexto, conviene recordar que el conjunto de Europa insiste en el error de no apostar con fuerza por la energía nuclear, sin la que no logrará ser neutra en carbono ni autosuficiente, como ha advertido Finlandia. Recientemente, el Parlamento Europeo señaló que la nuclear y el gas no son energías verdes, marcando la intención de voto sobre un tema que se votará en un pleno a principios de julio, colocándose en sentido contrario a la Comisión Europea, que hace unos meses apostó por incluir ambas energías en la taxonomía verde europea. Desde entonces Bruselas no ha hecho mucho más por impulsar la nuclear (¡un error!): se aprobó elevar la producción de carbón más del doble que la nuclear, en el paquete de medidas ‘REPower EU’ para reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos en dos tercios este año. Por tanto, se puede referir el cachondeo ideológico-verde de Europa, porque apuesta por el carbón, que sí emite CO2,... mientras persigue emisiones neutras.

Al hilo de esto, ya hasta en la CDU, el partido del que forma parte la que fuera canciller Angela Merkel, se invita a reconsiderar el debate sobre la nuclear. En concreto, su ala económica ha advertido a Los Verdes (uno de los partidos que, junto a socialdemócratas y liberales, forma parte de la coalición del gobierno que lidera el canciller Olaf Scholz) que reconsideren el debate sobre las centrales nucleares. “Ya no es momento para ideología y las tácticas del partido”, ha afirmado Gitta Connemann, una diputada de la CDU en el parlamento alemán -el Bundestag-). Esto está muy bien, pero cabe recordar que fue la propia Merkel, quien desde 2011, impuso el deseo de un país ‘verde’ y empezó a marcar la senda ‘verde’ europea, tras el incidente en la central nuclear de Fukushima (Japón): decidió acabar con esta energía en Alemania y cerrar su última central en 2022, a pesar de que no emite CO2, y no ha habido rectificación. Merkel dejó de ser canciller a finales de 2021 y Scholz tomó el relevo, pero terminó el año cerrando tres de las seis nucleares y cuando acabe este año pondrá el cerrojo a las tres últimas.

Al hilo del presunto cambio en la CDU, cabe resaltar que Alfredo García (más conocido en Twitter como Operador Nuclear), que es un divulgador científico y operador y supervisor nuclear, ha referido que en construir nuevas centrales nucleares la media mundial está en siete años. Eso sí, subraya que el primer paso es no cerrar los reactores que ya están construidos. ¡Tome nota, Alemania!