Bruselas insiste en el gran error de no impulsar la energía nuclear... y eso que la ha incluido en la taxonomía verde europea, es una energía barata que no emite CO2 y aporta el 25% de la luz de la Unión Europea. Y es que reducirá la participación de las centrales de ciclo combinado de gas en el mix energético, al tiempo que elevará la de las centrales de carbón y las nucleares (actualmente hay 106 reactores operativos y cuatro en construcción), pero de las primeras lo hará en un 5%, hasta 100 teravatios hora (TWh), mientras en las segundas sólo llegará a 44 TWh. Gran error de cara a la ansiada neutralidad en carbono, porque el carbón, sí emite CO2, y se elevará su producción en 2,27 veces más que la de la nuclear.

 

 

Una medida que es temporal y calculan que no se extienda más de 15 años y que forma parte de las recogidas en el paquete ‘REPower EU’ que la Comisión Europea ha lanzado este miércoles y que ha protagonizado dos ruedas de prensa: una de la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y otra de Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea a cargo del Pacto Verde Europeo y comisario de Política de Acción Climática, y Kadri Simson, comisaria europea de Energía. Un paquete que tiene como principal objetivo reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos (principalmente del gas) en dos tercios este año para eliminar las importaciones de Moscú a final de la década y acelerar la transición ecológica. 

 

 

Bruselas quiere lograr reducir dicha dependencia fundamentalmente a través de la eficiencia energética, elevando el objetivo del 9% al 13% e incluyendo algunas medidas fiscales; diversificando los suministros “hacia los de más confianza”, ha explicado Von der Leyen, y creando una plataforma para compras conjuntas de gas natural licuado, hidrógeno y gas; y acelerando el despliegue de energías renovables, subiendo del objetivo del 40% al 45% (pasando de 1.067 gigavatios -GW- a 1.236 GW) para 2030, acelerando en el tema de otorgar licencias, así como apostando por el hidrógeno renovable. Al hilo de este último, se recoge una cantidad adicional de 15 millones de toneladas, respecto a las 5,6 millones que ya se recogían en el paquete ‘Objetivo 55’: 10 millones importado de diversas fuentes y 5 millones producidas en Europa. Además, entre los documentos del ‘REPower EU’ se incluye entre las formas de hidrógeno no fósil, al de origen nuclear, que también tienen su importancia en la sustitución del gas natural.

Y para todo ello, Bruselas contempla unas inversiones adicionales de 210.000 millones de euros de aquí a 2027 y subraya que al reducir las importaciones rusas de combustibles fósiles nos podemos ahorrar casi 100.000 millones anuales. Claro que en esto último hay algo de demagogia, porque al diversificar suministros y obtenerlos de otros países también hay que pagarlos... y no es tan barato. De hecho, el gas natural licuado (GNL) que llega de EEUU o de Catar, por ejemplo, cuesta más del doble que el gas natural que viene por gasoducto -por ejemplo desde Argelia, que está enfadada con España y en plena revisión periódica de precios de los contratos con Naturgy, la cual no va a ser a la baja, y en este contexto ha elegido a Italia como socio estratégico-. Y ojo, porque Bruselas aspira a movilizar 300.000 millones entre inversiones y reformas.... de los que 75.000 millones serán subvenciones y 225.000 millones serán préstamos. O sea, que la UE -y con ella, sus 27 Estados miembros- nos endeudaremos mucho más de lo que ya estamos, y debería tomar nota del desastre de la política de subvenciones del Gobierno Sánchez

Por cierto, Bruselas también debería tener en cuenta que la energía nuclear aporta el 36% de la electricidad baja en carbono europea, según datos de Foratom. Esta asociación que representa a la industria nuclear europea pidió a la UE que aumentara la dependencia de la energía nuclear el pasado 9 de marzo, tras la comunicación sobre el ‘REPower EU’ que se había emitido un día antes (ver documento adjuto), porque dicha energía puede proporcionar muchos beneficios para ayudar a la UE a abordar la crisis energética actual, incluida la seguridad del suministro, la asequibilidad y el logro de los objetivos de descarbonización. Parece que, tristemente, en Bruselas no le han hecho ningún caso... y eso que quieren ser neutros en carbono.