Bruselas ha salvado a la energía nuclear al considerarla verde, a ver si Teresa Ribera toma nota y escucha a los expertos de verdad y se replantea el cierre progresivo de los siete reactores españoles entre 2027 y 2035, el cual ha sido llevado por Ciudadanos al Congreso para que se revise. Eso sí, al mismo tiempo, también ha dado la etiqueta de verde al gas, que emite mucho más CO2 que la nuclear, que casi no lo emite.

La Comisión Europea ha incluido ambas energías como verdes en su taxonomía, algo lógico porque son las principales generadoras de electricidad en Francia y Alemania, respectivamente. Quedando una vez más patente quien manda entre los 27 Estados miembro que componen la Unión Europea y el ridículo de la demagógica y ecologista política energética de nuestro país.

Recuerden que en su reciente visita a España, la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, defendió que la nuclear es parte del mix energético de su país y lo seguirá siendo, y debe serlo también en la UE, pero fue más crítica con el gas, considerándolo “un combustible para la transición energética”. Todo ello después de verse la caradura del “amigo Olaf” (como le llamó Pedro Sánchez en su visita a nuestro país), que se quejó ante Bruselas por considerar la nuclear como verde… al tiempo que defendió que el gas sí lo sea, aunque de forma temporal, mientras las vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera señalan que la inclusión de ambas energías en el etiquetado verde “envía una señal confusa a los mercados financieros” y “distraería fondos e inversiones que podrían ir a renovables”. Parece que Bruselas no piensa lo mismo, señoras… Además, el comisario europeo de Mercado Interior, el francés Thierry Breton, defendió que la descarbonización en la UE debe incluir a la nuclear para cumplir los objetivos, mientras Cristina Narbona, ex del CSN, la critica.

Ribera debería tener en cuenta que la energía nuclear es clave en la transición y que sacarla de la ecuación aumenta los precios de la electricidad. Y es que la descarbonización no es viable sólo con las renovables, se necesita la nuclear. Ahora es Bruselas la que ha respaldado a la nuclear, que también tiene desde hace tiempo el apoyo de los verdes de Finlandia, considerando que puede desempeñar un papel en la transición hacia la neutralidad climática y “sujeta a estrictas condiciones ambientales y de seguridad que garanticen el respeto del principio de no causar daños significativos”. Eso sí, ha sido mucho más dura con los requisitos del gas: las actividades relacionadas con el gas fósil deberán cambiar completamente la instalación a gases renovables o bajos en carbono antes del 31 de diciembre de 2035, se establece que cada nueva central de gas que se construya conlleve la retirada de una central de carbón con la misma capacidad y que en 2050 el gas natural represente un máximo del 9% del consumo interior bruto de energía (frente al 22% establecido para 2030).