
Cajamar ha considerado que para la transición energética en la que estamos inmersos se requiere consenso. Algo que supone una traba viendo la fuerte fragmentación que se vive en política en estos momentos en España. Así se ha referido al presentarse la publicación ‘La estrategia para la transición energética’, el nuevo número de su colección de estudios Mediterráneo Económico.
Roberto García Torrente, director de Sostenibilidad y Desarrollo Agroalimentario de Cajamar y director de la colección Mediterráneo Económico, ha señalado en los últimos 22 años han cambiado muchas cosas, pues Cajamar estaba en el sudeste español y en sólo cuatro provincias y ahora ya está presente en todas las provincias de España (tras haber inaugurado recientemente su oficina en San Sebastián). Al hilo de la apuesta del grupo cooperativo por la sostenibilidad ha referido que esta debe “contribuir al desarrollo a largo plazo de los territorios en los que estamos presentes”, al “compaginar crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y que nadie se quede excluido” de dicho desarrollo.
Roberto García Torrente señala que en los últimos 22 años han cambiado muchas cosas, por ejemplo en Cajamar, que antes estaba en el sudeste español y en sólo cuatro provincias y ahora ya está presente en todas las provincias de España (tras haber inaugurado recientemente su oficina en San Sebastián)
Por su parte. Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, ha destacado que “nacimos hace 50 años en el desierto de Europa, en Almería, y somos los precursores de un nuevo modelo agrario que nos ha convertido en la huerta de Europa”. Al hilo de esto, ha recordado la creación de un centro de experimentación para ser distintos, porque había una agricultura de subsistencia en la zona, pero “con las nuevastecnologías se podían hacer cosas diferentes y mantener a una población que era carne de emigración”, y también se han dedicado a la formación de agricultores. Esta cooperativa de crédito ha demostrado que “a través de la generación y la transferencia de conocimiento se puede crear desarrollo”, aunque “un factor limitante es la energía”. Por ello, ha pedido estrategias coherentes y compatibles con el crecimiento, pues “estamos ante un cambio de modelo económico y productivo”, y hay que adaptarse, pero apostando por una “sostenibilidad eficiente” basada en una triple vertiente: la económica, la social y la medioambiental.

Para Pedro Linares, coordinador de la publicación ‘La estrategia para la transición energética’ y director de la Cátedra para una Neutralidad Climática Sostenible de la Universidad Pontificia Comillas, dicha transición tiene “muchos retos tecnológicos, económicos y políticos”. LuisRey, investigador postdoctoral Basque Centre for Climate Change (BC3), ha considerado que los plazos que se ha puesto España en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) a 2030 “son ambiciosos, pero son factibles por las tecnologías y los medios. Eso sí, el contexto internacional cada vez es más complicado”. Por tanto, ve factible dicha transición, pero destaca que esta “tiene unos costes a corto plazo que no son fáciles de llevar a cabo y para superarlos es muy importante el consenso, y ahí tenemos la gran pega”. En esta misma línea, Linares ha añadido que en la transición “sabemos cómo hacerla hasta el 95%, pero hay puntos que aún son complejos para acabar de desarrollar tecnología o hacerla competitiva”, pero hay que ponerse a ello y “echo de menos políticas... para que las personas cambien su comportamiento, las empresas viren su modelo de negocio, pues las políticas deben crear ese marco de tranquilidad”. Además, “hay que ayudar a la gente con ese coste para evitar perder competitividad y volver a la política industrial”.
Pedro Linares, coordinador de la publicación, destaca: “Echo de menos políticas... para que las personas cambien su comportamiento, las empresas viren su modelo de negocio, pues las políticas deben crear ese marco de tranquilidad”. Además, “hay que ayudar a la gente con ese coste para evitar perder competitividad y volver a la política industrial”
Otra dificultad son los “retos de diseño de los mercados y de nuevos mercados para que la transición sea segura y se ajuste a los cambios tecnológicos”, según ha apuntado José Pablo Chaves, profesor e investigador en el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI), pues “hay procedimientos de operación de hace 20 años. Además, “los desarrollos regulatorios tienen que ir al ritmo de cómo va la tecnología”... y esto España va algo por detrás.
Estos expertos que han elaborado la citada publicación han destacado la reducción de emisiones respecto al pico de los años 2005 y 2006, sobre todo en el sector eléctrico, pero creen que aún queda mucho por hacer porque “se avanza más lento de lo que se debería” en electrificación y en la dificultad de descarbonizar el transporte (“en el PNIEC se recoge una reducción de emisiones del 30% y todavía no se ha hecho nada”), ha explicado Luis Rey. “Nos queda lo más complicado y más tarea en la demanda que en la oferta, porque se están añadiendo renovables, pero no sacando fósiles, y se buscan más alternativas en plena incertidumbre y con falta de marcos de estabilidad”, ha añadido Pedro Linares. Eso sí, estos expertos no culpan a las renovables del apagón del pasado 28 de abril y señalan que “la transición a las renovables no precisamente es más insegura”, eso sí, si hay un desarrollo del almacenamiento y de otros aspectos.
Es cierto que la agricultura y la ganadería no se contemplan en el PNIEC, pero sí que están apostando por la transición energética. Por ejemplo, la agrovoltaica (combinación de agricultura y energía fotovoltaica, al usar paneles solares en el mismo terreno que los cultivos) es una oportunidad... justo cuando empiezan a proliferar los casos de talas de olivos para instalar placas solares. Otro ejemplo es el biometano, que es una solución para el tema de los residuos y también el CO2 biogénico que genera tiene un gran valor comercial y se puede usar en la producción de biocombustibles. O la biomasa, que se puede almacenar para cuando se necesite energía. Además, está el desarrollo de los biocombustibles y la apuesta por la eficiencia energética en el regadío.