Pablo Casado, presidente del PP ha decidido que su partido se amontone a los actos del aquelarre feminista del 8 de marzo. Aseguran que Cayetana Álvarez de Toledo no quería pero Casado ha vuelto a ceder ante otros asesores, los progresistas, derecha moderna, los mismos que han participado en el plan de Igualdad para congresistas y senadores.

El tal plan no era muy necesario, lo decían los propios trabajadores pero resulta que un 10% de las féminas que trabajan en cámara alta y cámara baja aseguran haber sufrido episodios de acoso sexual. Rodeadas de políticos yo tampoco dejaría el coche con las llaves puestas, pero empiezo a percibir una piel muy fina ante el acoso sexual en algunas mujeres extraordinariamente dotadas para la actividad intelectual. Por ejemplo, Ada Colau o Cristina Almeida.

También han colaborado en la tarea de convencer a Don Pablo de que el PP se una a la manifestación del Día internacional de la mujer trabajadora (a pesar del coronavirus, la manifestación, en un gesto de osadía, no se ha desconvocado) políticas peperas como Ana Pastor, que aparece en el vídeo felicitando a mujeres de otros partidos, porque la solidaridad femenina va mucho más allá de las ideologías, bueno salvo cuando Irene habla de Cayetana o Cayetana de Irene.    

Total, que Pablo Casado ha olvidado dos cosas: que el PP no tiene nada que ganar en el aquelarre del 8 de marzo y que no debe perder el sentido de las proporciones y recordar que todavía hay algo más tonto que una feminista: un feministo.