Juan Osuna se marchó de OHL con 19,5 millones de euros en el bolsillo y ahora se dedica a fastidiar a su antigua empresa. Resumiendo mucho, vendió OHL Concesiones al fondo IFM, y luego fichó… por IFM. Primer paso, que es lógico: cambiar el nombre de OHL Concesiones por Aleatica. Segunda acción: rescindir dos contratos que tenía firmados OHL Concesiones (ahora Aleatica) con OHL Construcción, uno en México (autopista Atizapán Atlacomulco) y otro en Colombia (autopista Rio Magdalena). Osuna, que negoció esos mismos contratos cuando estaba en OHL, conoce perfectamente sus entresijos, esto es, sus puntos fuertes y sus aspectos más débiles.

La rescisión de estos dos contratos ha supuesto un doble golpe a la compañía de la familia Villar Mir. Por un lado, el reputacional -Aleatica alega incumplimiento del contrato por parte de OHL- y el dinerario: entre las dos obras suman unos 500 millones de euros que la constructora no podrá anotarse en la cuenta de resultados a pesar de que ambas partes están negociando una salida amistosa a la situación.

En este contexto, el mercado ha acogido con gran entusiasmo los resultados de OHL hasta marzo, publicados el lunes después del cierre bursátil. Las acciones de la constructora se han disparado este martes más de un 11%, después de comunicar pérdidas de 7,7 millones de euros durante el primer trimestre del año, frente a los 155 millones que perdió hace un año. Las ventas bajaron un 3,3%, hasta los 684,7 millones por la caída en Construcción (-5,8%). Lo mejor, el Ebitda, que fue positivo y alcanzó los 9,1 millones y la facturación de las divisiones Industrial y de Servicios, que aumentaron un 11,1% y un 8,1% respectivamente.