• A los obispos estadounidenses no les gusta ni Obama, que obligaba a los hospitales católicos a abortar; ni Trump, que deja a muchos pobres con una atención sanitaria mínima.
  • Los prelados denuncian que el actual presidente de EEUU dejará a millones de personas sin sanidad para mejorar las cuentas de las aseguradoras.
  • "Hacerlo sería atacar el núcleo de la dignidad humana y el derecho fundamental a la atención sanitaria. Los pobres y los vulnerables se llevarán la peor parte de ese enfoque", denuncian.
La Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. ha criticado duramente la orden ejecutiva firmada esta semana por el presidente Donald Trump contra la reforma sanitaria de su predecesor, Barak Obama. Ante la imposibilidad de lograr una mayoría en el Congreso, el mandatario republicano optó, dentro de sus prerrogativas presidenciales, por estrangular económicamente el llamado 'Obamacare', con el pretexto de que resulta excesivamente oneroso para las empresas aseguradoras, recoge Alfa y Omega. Y es que a los obispos estadounidenses no les gusta ni Obama, que obligaba a los hospitales católicos a abortar; ni Trump, que deja a muchos sin sanidad. En concreto, Frank J. Dewane, obispo de Venice (Florida) y presidente del Comité Episcopal de Justicia y Desarrollo Humano, mostró la «seria preocupación» de la Iglesia y advirtió que los obispos vigilarán la implementación de la orden ejecutiva. Y aunque –dijo– el Obamacare «no es, de ninguna manera, perfecto», no se debe fortalecer «la estabilidad del mercado de seguros» al precio de «la salud de las personas, utilizada como moneda de cambio». «Hacerlo sería atacar el núcleo de la dignidad humana y el derecho fundamental a la atención sanitaria. Los pobres y los vulnerables se llevarán la peor parte de ese enfoque», advierte monseñor Dewane. El recorte de subsidios firmado por Trump dejará sin seguro médico a unos seis millones de personas. De lograr sacar adelante su reforma legislativa en los términos previstos, serán 24 millones de estadounidenses los que, en una década, quedarán sin cobertura sanitaria. Al mismo tiempo, EEUU es el país que más gasta en sanidad en el mundo. En términos de PIB, con un 17 %, se encuentra a la cabeza de la OCDE, e invierte el doble que otros países desarrollados, argumento que justificó la reforma de Obama. El modelo sanitario norteamericano sigue siendo privado, pero se evita que queden personas sin cobertura o que las aseguradoras puedan rechazar a los clientes menos rentables para ellas. Algo que, según Trump, limita la libertad empresarial. Recordemos también que los obispos de EEUU criticaron en su día a Obama por obligar por ley a los hospitales y empresas a ofrecer seguros médicos con anticonceptivos y abortivos, incluidas las instituciones católicas, medida que Trump también se propone derogar. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com