Cambio de 180 grados en los planes para la entrada de capital privado en la petrolera mexicana Pemex, enmarcada en la gran reforma energética de Peña Nieto. O eso es al menos lo que se avecina en México con el nuevo presidente, López Obrador, según los documentos a los que ha accedido en exclusiva la agencia Reuters.

Golpe de timón del nuevo Gobierno que puede tener nuevos efectos en otros sectores, como el bancario, expectante desde el cambio de cromos en ese país, con dos protagonistas españoles, BBVA y Santander, muy expuestos en la zona, con Bancomer y Santander México, del mismo modo que Banamex, de Citigroup. Son, por ese orden, los más fuertes del país y a los que siguen el mexicano Banorte y HSBC.

En giro energético, que afecta a Repsol y Cepsa, puede ser la antesala de cambios en telecos (Telefónica) o banca, como ya sabe FCC

La reacción de todos ellos a la renovación del acuerdo comercial con EEUU ha sido muy positiva, en el sentido de que impulsará la actividad financiera en el país. En el caso concreto de BBVA, además, por el contrapunto al impacto que ha sufrido con la crisis de la lira en Turquía. 

Ahora bien, tanto Santander como BBVA son conscientes del peso en sus cuentas de los países emergentes -es una de las razones de la penalización en bolsa durante el año-, y en el caso concreto de México las dudas van más allá y atienen al nombre de López Obrador. El nuevo presidente se ha esforzado en enviar un mensaje de tranquilidad, excluyendo, por ejemplo, la nacionalización de la banca, pero no ha evitado la inquietud entre los bancos, que aguardan a medidas concretas y sólo se sabrán cuando empiece a gobernar.

BBVA, Santander y Citigroup son, por ese orden, los más fuertes en México, antes que el local Banorte 

En lo que se refiere a los planes energéticos de Obrador, el cambio es claro: el nuevo Gobierno quiere suspender indefinidamente las licitaciones de contratos de hidrocarburos -o lo que es lo mismo, acabar con las subastas que han adjudicado proyectos de exploración y producción a multinacionales- y aplazar las alianzas de Pemex.

El izquierdista se había referido hasta ahora a poner la lupa en los contratos energéticos para analizar tanto las adjudicaciones como posibles casos de corrupción. Pero la realidad se extiende, con las mismas razones, a otras posibles medidas que afectarán a otros sectores.

Un ejemplo claro es el proyecto de ampliación del aeropuerto de México, en el participa FCC con un 14,28%, que someterá a referéndum. Todo, dentro de una línea amenazante más amplia que afecta a la limitación de la inversión extranjera y eso afectaría también a las españolas, naturalmente, con más protagonistas como Repsol, Telefónica o Cepsa.