• Y, naturalmente, la bolsa le ha propinado una bofetada.
  • Mientras, Antonio del Valle continúa atacando a la entidad desde dentro y en los tribunales.
  • En resumen, el mexicano más próximo a Rockefeller quiere cargarse un banco que huele a 'católico'.
  • La noticia de una querella proveniente de México rezuma un cinismo curioso.
  • Y muchos accionistas, hartos, la secundarán en su judicialización de la cuestión.
  • Alternativa a la liquidación: Saracho habla de ventas, también inmobiliarias.
  • Desinvertir en todo y mantener el negocio central: red, pymes, banca doméstica.
  • Pero la fusión, aunque no probable, sí es posible. ¿Entonces?
  • Vitalino Nafría consejero del Popu y Nacho S. Asiaín ceo.
Junta del Banco Popular, celebrada en Madrid en día de lunes santo, 10 de abril. Emilio Saracho comparece como presidente ante una audiencia partida en dos:
  1. La expectante, deseosa de saber cuál es el plan de Saracho.
  2. La cabreada, que sólo quiere colgar a Ángel Ron de los pinreles en plaza pública.
La expectante escucha a Emilio Saracho pero no saca nada en claro. Y es que Saracho hace un canto a la independencia de la entidad, que no ha recibido ni un euro de dinero público a pesar de haberle solucionado al país el problema del Pastor. Pero, al final, lo que parecía una propuesta de independencia a cualquier precio acaba en su contrario. Eso señor Saracho, con todo respeto, es un fracaso. Y la Bolsa ha recibido su discurso con una sonora pitada. Es decir, con la cotización otra vez a la baja. Lógico. Dice Saracho que "vale la pena luchar por el Banco" pero al mismo tiempo asegura que no puede descartarse una fusión. Pues oiga, o lo uno o lo otro. No se puede galvanizar a una plantilla desanimada si el presidente no aclara el propósito de independencia inequívoca de la firma. No obstante, ha certificado la línea ya señalada en Hispanidad: venta de activos y mantenimiento de una red dedicada a familias y pymes. ¿Para sanear o para entregarle a un tercero un banco saneado? Pero hombre, si hasta los trabajadores le han pedido que mantenga la independencia de la entidad... Vamos con los cabreados. Saracho ha dejado claro que no se fía de las cuentas que le han pasado pero ve futuro en el Popular. Porque claro, en la Junta, como aseguraron varios accionistas intervinientes, la noticia más comentada ha sido la querella mexicana contra los administradores por filtrar información confidencial. Una querella que encima proviene de México. Lo cual tiene muchas narices, porque el principal sospechoso de desestabilización del Popular es el mexicano Antonio del Valle, el amigo del gran masón Rockefeller, el hombre que, desde dentro, desde el Consejo, más ha contribuido a expandir rumores sobre el Popular. Para entendernos, no fue la institución, ni Ron ni Saracho, quien filtraba a la prensa noticias que no les convenían, ni a Ángel Ron primero, ni a Emilio Saracho después. Uno de los accionistas hablaba ya de "trama mexicana". Y no deja de ser curioso que el segundo objetivo (el primero era obtener plusvalía) del muy progre Antonio del Valle, hombre realmente poderoso en México, consistía en ejercer del hombre del Nuevo Orden Mundial (NOM) aquí en el Popular, un banco católico al que había que darle la vuelta como un calcetín. Porque tendría su aquel que quien se ha podido beneficiar de los altibajos accionariales de la entidad fuera el demandante. Estaríamos ante lo que se conoce como una "querella a la catalana": demandar para no ser demandado. En cualquier caso, si algo no le hace falta al Popular actual es la judicialización del banco. Eso le aboca a una fusión inmediata. En resumen, Saracho no ha sabido tranquilizar a la corporación. Debería haber apostado por la independencia sin ambages. Para fusionarse siempre hay tiempo. Por otro lado, sería de agradecer que el Gobierno español apuntalara esa independencia. El ministro Guindos lo ha hecho al estilo Guindos: no hay problema de solvencia en el Popular, tampoco de liquidez. Sí, pero el mercado le castiga una y otra vez y los rumores destrozan su reputación corporativa. Notas al margen:
  1. La noticia de una querella proveniente de México rezuma un cinismo curioso.
  2. Y muchos accionistas, hartos, la secundarán en un lamentable proceso comprensible -dicho sea de paso- de judicialización de la cuestión.
Alternativa a la liquidación: Saracho habla de ventas, también inmobiliarias. Ese es el camino porque lo curioso del Popular es que, entre tanto desastre, ¡la red funciona! Desinvertir en todo y mantener el negocio central: red, pymes, banca doméstica. Y quedarse con la red, como el propio Saracho insinúa. Un Popular jibarizado pero solvente y dispuesto a crecer de nuevo. Pero hombre, si ese es el plan… deja de incordiar con la mera posibilidad de una fusión… que sería absorción. Por lo demás, la Junta aprobó ('pa' por si acaso', que decían en mi pueblo) una ampliación de capital hasta la mitad del capital actual y emisiones de renta fija convertible hasta los 2.500 millones de euros. Por cierto, ¿Vitalino Nafría, ex BBVA, acabará de consejero del Banco Popular? Nadie sabia nada y la Junta no ha aclarado dudas. Por ejemplo, no ha aclarado si Nacho Sánchez Asiaín sustituirá a Pedro Larena como consejero delegado. Nada puede confirmarse porque, otrosí, apenas se facilitó información a los periodistas. Y al finalizar la Junta que no antes, se ratificaron ambos nombramientos. Y ojo, sale Roberto Higuera vicepresidente del Popular y hombre clave en la anterior etapa. Como Pedro Larena todos a petición propio pero puestos en la puerta. Está claro: a este banco le falta mucho para volver a ser aquel que Luis Valls llevara a la cima. Pero, para ello,  debe mantener su independencia. De otra forma, no lo logrará. Eulogio López eulogio@hispanidad.com