• La masacre islamista contra el semanario satírico 'Charlie Hebdo' abre un debate sobre tolerancia, respeto y convivencia.
  • Dos de los autores del atentado, dos parisinos de origen argelino con vínculos yihadistas, están acorralados en el norte de Francia.
  • Muere una policía municipal en otro ataque islamista en el sur de París.
  • Mientras el ex canciller galo Kouchner pide la cooperación musulmana para "una nueva era", el Frente Nacional exige "detener la islamización".

Francia se ha paralizado durante un minuto este jueves al mediodía, como estaba previsto, para protestar por los doce asesinados de ayer miércoles en el ataque islamista contra el semanario satírico 'Charlie Hebdo'. Ha sido el único momento de calma en una mañana agitada, infatigable informativamente, en la que no sólo Francia, sino Europa entera, han contenido el aliento.

Es la mejor prueba de que el atentado en suelo galo -con el sello violento con que se ejecutó-, no es un atentado más sino el principio de un debate, de mucho más calado, sobre la propia identidad europea, la complicada integración de los musulmanes en la vida europea, el yihadismo bárbaro o las complacencias legislativas en las que se confunden los difíciles límites entre la tolerancia, el respeto y la convivencia. Un hecho orientativo: en Europa hay una libertad de culto imposible en los países de mayoría musulmana. O en otras palabras, si lo prefieren, donde los musulmanes son mayoría los cristianos tienen que salir corriendo. Como señalaba recientemente a Hispanidad el obispo católico-caldeo de Mosul, Abel Nona, "el problema de los jóvenes europeos que se unen a la yihad está en la esencia del islam: no se les educa en el respeto al prójimo".

La actualidad pasa, inevitablemente, por la masiva operación policial para detener a los dos principales sospechosos del atentado, atrincherados en un edificio de la localidad de Crépy-en-Valois, al noreste de Francia. Son los hermanos Said y Chérif  Kouachi, que portaban en el vehículo que han abandonado banderas yihadistas y cócteles molotov.

Pero no ha sido el único foco de atención. Durante la noche del miércoles fueron detenidas siete personas del entorno de los dos hermanos, de origen argelino pero nacidos en Francia, que ya eran conocidos por los servicios secretos franceses por su actividad yihadista. Todo apunta a que formaban una especie de comando terrorista familiar, según el primer ministro, Manuel Valls.

Y todo ello se une, entre lo importante, el otro atentado terrorista cometido esta mañana en el sur de París. En principio no tiene nada que ver con el ataque del día anterior, pero el balance, también trágico, se ha saldado con la muerte de una policía municipal.

Encajen en ese contexto de nervios la sacudida de declaraciones del día. Entre lo dicho hay de todo y en ese todo hay mucho más que hechos y tragedias concretas. Francia está de luto y Europa en un impasse por algo más que la masacre en un semanario burlón. Para el ex canciller francés Bernard Kouchner (entre 2007 y 2010), por ejemplo, estamos "en el comienzo de una nueva era, en el que se mezclan comportamientos inéditos ciertamente bárbaros. Lo principal es que los musulmanes en mi país comiencen a darse cuenta de que tenemos un enemigo común". Pero esa opinión nada tiene que ver con la del líder del ultraderechista Frente Nacional en el Parlamento Europeo, Aymeric Chauprade, para quien "es necesario detener la islamización y muchas organizaciones que promueven la ley islámica en Francia". Muchas declaraciones, también contradictorias. Europa es hoy un hervidero de declaraciones. El debate está servido.

Y en medio de todo este tumulto están los propios musulmanes, que constituyen en Francia la mayor comunidad en Europa, con cinco millones de fieles. Los representantes de esa comunidad han hecho un llamamiento a través de un comunicado a todos los imanes de las mezquitas del país para que condenen "con firmeza" el terrorismo este viernes durante la mañana de oración. Y paralelamente se han registrado ataques de distinta índole contra lugares de culto musulmán en Francia.

Rafael Esparza

rafael@hispanidad.com