Los sindicatos presionan a Seat para que dé pasos más decididos en la tendencia que marca los ritmos en el sector del automóvil, hacia el vehículo eléctrico, lo cual plantea un debate paralelo de mayor calado: el mantenimiento o recorte de los puestos de trabajo de la planta de Martorell (12.500). De esa adaptación no sólo depende el futuro de las marcas, sino también el de los empleos: las plantillas que requiere el coche eléctrico son muy inferiores a las que precisan los vehículos actuales, de gasolina, diésel o híbridos.

La última prueba del algodón la ha dado General Mortors, con se agarra a ese motivo para un ajuste del 15% de los trabajadores y el cierre de siete plantas. Ese futuro, por tanto, no sólo afecta a Seat, con Luca de Meo (en la imagen) al frente, sino a todo el sector y especialmente en España, donde están instaladas desde Ford a Opel, pasando por Renault-Citroën (PSV), la propia VW o Nissan.

Seat, por cierto, informa este miércoles de que su planta en Martorell ha superado la barrera de los 10 millones de vehículos fabricados, con la producción de 39 modelos diferentes en un cuarto de siglo. 

Seat ha superado la barrera de los 10 millones fabricados en Martorell, aunque no ha concretado los planes de futuro

En los ritmos de Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, esa velocidad sería de crucero. Pero en los ritmos de las marcas, como ha explicado Anfac, sería una catástrofe. Basta echar un vistazo a la cuota de ventas del vehículo eléctrico, entre el 1 y el 2%. También Seat ha planteado lo mismo, al exigir a la ministra estabilidad regulatoria y neutralidad tecnológica.

La reclamación a Seat parte, concreto, de los sindicatos UGT y CCOO, que informan a la plantilla de Seat del último encargo de Volkswagen a su filial española: el desarrollo de una plataforma para el Small BEV (el coche pequeño eléctrico) que servirá a todas las marcas del grupo. Pero a esa información se añade la exigencia de que Seat desarrolle y fabrique en Martorell, a medio plazo, “tecnologías como el coche eléctrico y baterías en la planta (de componentes).”

Y de esa exigencia, junto a las “nuevas asignaciones” para fabricar modelos en el segmento A, dependerá, a juicio de los sindicatos, las garantías para defender el empleo actual y la mejora de las condiciones laborales.

Los ritmos de la ministra Teresa Ribera no son los mismos que los del sector del automóvil 

Seat no ha presentado, de momento, sus planes, aunque hasta ahora se ha agarrado a la máxima de una transición ordenada, coordinada en el tiempo, pensando también en sus instalaciones y, cómo no, en la planta de Martorell (Barcelona). Su primer coche eléctrico llegará en 2020, pero se fabricará en Alemania.

El anuncio del encargo a Seat tuvo lugar, en concreto, en la reunión celebrada la semana pasada en Wolfsburg (Alemania) entre la dirección del grupo y comité de empresa mundial.

Paradójicamente, son las mismas cuestiones que sobrevuelan en España en todo el sector. Seat ha defendido hasta ahora que encargado de nuevos proyectos aporta siempre un valor añadido y, en paralelo, no dejar de prestar atención por ello a los procesos de montaje o fabricación de Martorell, de los que dependen actualmente la mayoría de los puestos de trabajos.

El debate sigue abierto y durará en el tiempo.