• Porque si no es así, lo que tendremos es una reducción de competitividad.
  • El PP se convierte en un Gobierno de ocurrencias: la conciliación no se arregla con horarios hasta las seis de la tarde.
  • Se arregla con salarios bajos menos bajos.
  • Que no fuercen a vivir según el esquema de "dos sueldos, ningún hijo".
  • Mientras tanto, el nacionalismo catalán lo pone difícil: vuelve a enrocarse en torno al narcisismo de Artur Mas y Carme Forcadell.
Consejo de Ministros del viernes 16 de diciembre.  Esto de ser un Gobierno en minoría resulta muy complejo. O al menos lo es para el PP. Se está convirtiendo en un Ejecutivo de ocurrencias, esto que Mariano Rajoy tanto ha criticado a los demás en el pasado. Y así el Gobierno acaba de ampliar el permiso por paternidad de dos semanas a un mes. Es una medida de lo más feminista: que el hombre dedique a los niños tanto como a la mujer, algo imposible mientras no inventemos al hombre embarazado, parturiento y nutricio. Porque el problema de España es que no tenemos hijos. Si aumentar el permiso por paternidad supone que vamos a tener más hijos estupendo. Si sólo supone una venganza -y encima falsa- del feminismo entonces sólo habremos conseguido empeorar la competitividad. Todo ello en la semana de la conciliación familiar en concepto glorioso. La ministra Fátima Báñez ha tenido otra ocurrencia. Que acabemos de trabajar a las 18,00 horas. No está mal pero la conciliación entre la vida laboral y familiar no se arregla con horarios hasta las seis de la tarde. Se arregla con salarios bajos menos bajos, que no fuercen a vivir según el esquema de "dos sueldos, ningún hijo". Mientras tanto, el nacionalismo catalán lo pone difícil: vuelve a enrocarse en torno al narcisismo de Artur Mas y Carme Forcadell. El numerito de la presidenta del Parlament hoy viernes, a punto de llorar mientras los majaderos de la población catalana la jaleaba ante las puertas del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, nos devuelve a la figura más narcisista del independentismo catalán, encabezada por Artur Mas, el hombre con sentido común antaño convertido hogaño en un orate. Llegados a estas alturas el único entendimiento posible entre el Partido Popular y el nacionalismo catalán consiste en que el Gobierno de España sea capaz  de proporcionar, no dinero sino unos ideales comunes para catalanes y para el resto de España. El problema no sólo es que la Generalitat no acoja esos principios: el problema es que Moncloa no los puede ofrecer porque carece de ellos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com