Ha sido, miren por dónde, en vísperas de la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México (sábado 1 de diciembre), a la que asistirá el rey Felipe VI. Durante la cena de Navidad con periodistas mexicanos, el director general de BBVA Bancomer, Eduardo Osuna, afirmó lo que nadie sospechaba: “Nos vemos como un aliado de este gobierno para lograr los niveles de inversión en infraestructuras que ha propuesto el presidente electo, la inclusión financiera, la creación de empleo que se requiere y llegar al 4% de crecimiento, la única forma es que todos nos sumemos”. Y si lo dice Osuna es porque se lo ha dicho Francisco González (FG).

Cómo ha cambiado la película. Ahora resulta que FG se ha vuelto izquierdista y se ha convertido en el gran defensor de López Obrador, el mismo que le metió el miedo en el cuerpo durante la campaña electoral asegurando cosas tan progresistas como que “los bancos son los responsables del lavado de dinero”. Es cierto que luego moderó su discurso: “No se va a limitar a la banca”, señaló el líder mexicano.

México es el principal mercado de la entidad, el país que aporta el 27,5% de los ingresos y el 42% del beneficio de todo el grupo

Pero entonces FG era una avezado liberal que no dudó en alabar las medidas económicas adoptadas por el presidente saliente, Enrique Peña Nieto. Y lo hizo, como recordarán, durante la Reunión Nacional de Consejeros Regionales 2018 de BBVA Bancomer, a la que estaban invitados todos los candidatos. Acudieron todos menos López Obrador.

Todo eso fue una broma comparado con el batacazo bursátil que se dio el BBVA el 9 de noviembre (-5,8%) tras el anuncio del nuevo presidente de limitar, incluso suprimir, algunas comisiones bancarias. Recuerden que México es el principal mercado de la entidad, el país que aporta el 27,5% de los ingresos y el 42% del beneficio de todo el grupo.

Ahora FG es un aliado de López Obrador. Se ha vuelto de izquierdas. Cosas veredes, amigo Sancho.