La ministra Magdalena Valerio siempre asegura que el futuro modelo de pensiones saldrá del Pacto de Toledo, con diálogo y negociación. No porque le guste pactar, sino porque en el consenso oculta la impotencia.

Lo cierto es que con una España envejecida no salen las cuentas: de entrada, hay que retrasar la edad de jubilación; de salida, hay que favorecer la natalidad, pero eso no le gusta al Gobierno Sánchez porque es fascista.

Lo cierto es que el Gobierno Sánchez no sabe cómo pagar las pensiones a medio plazo

El lunes se unían la ministra (dialogo y consenso) con empresarios y sindicatos, una coartada para vender, desde RTVE el modelo de Reino Unido. Se les ha explicado a los españoles que el modelo del Gobierno Sánchez son las pensiones británicas, que consisten en dos tramos: una pensión pública, casi igualitaria, mínima, menor que la española, pero a la que se une un fondo empresarial que, encima, se pude reforzar con aportaciones personales extra.

El objetivo de los consensos es ocultar la impotencia

Pero ocurre que en España no existe la pensión empresarial, ni las empresas tiene obligación de dotar un fondo de pensiones para sus empleados. Instaurar una pensión con fondo empresarial tardaría en España dos generaciones. Respecto a la pensión individual, claro que existe: los ricos se la dotarán más que los pobres.

En definitiva, el modelo inglés aplicado a España sería una ruina para los pensionistas. No se puede aplicar porque perderían el gobierno en las siguientes elecciones, pero sirve para entretener al personal y para decirle que les vas a subir las pensiones, aunque sabes que no debes hacerlo sin plantear una alternativa a la quiebra segura hacia la que camina el sistema.

Doña Magdalena es así.