El gobierno argentino mantiene arduas negociaciones con los acreedores que no evitan, sin embargo, la amenaza de una quiebra (default) en pocas horas.

El primer plazo había sido establecido para el 8 de mayo y, a falta de un acuerdo, fue extendido hasta este viernes, fecha en la que vence el pago de intereses de bonos globales por 500 millones de dólares. De no abonarse esa suma, Argentina entrará en suspensión de pagos, publica Infobae.

Se da por descontado que ese pago no se realizará porque el gobierno incluyó los tres títulos del vencimiento, denominados 2021, 2026 y 2046, dentro del plan de reestructuración, y considera la fecha del 22 de mayo como "anecdótica", como dijo el ministro de Economía, Martín Guzmán.

De ocurrir el impago, será la novena vez que Argentina cae en suspensión de pagos en su historia.

El Fondo Monetario Internacional, que respalda a Argentina en la reestructuración de su deuda, se declaró alentado por "la disposición de ambas partes a continuar las conversaciones para llegar a un acuerdo", según su vocero Gerry Rice.

El presidente de centroizquierda Alberto Fernández, en el poder desde diciembre, afirmó que Argentina está en default "desde hace meses”. "Leo en los diarios que corremos el peligro de caer en default mañana (viernes) y yo me preguntó por qué mienten así. Si estamos en default desde hace meses, desde antes de diciembre que estamos en default, solo que no lo escriben, solo que lo ocultan", lanzó el mandatario.

Su antecesor, el liberal Mauricio Macri, reperfiló la deuda argentina en 2019, pero hasta ahora ningún vencimiento bajo legislación extranjera ha dejado de ser abonado.

Las calificadoras internacionales de riesgo consideraron en aquel momento que Argentina incurrió en un "default selectivo”.

Fernández ha repetido que quiere pagar la deuda, pero que no hay fondos, y pide un tiempo de gracia de tres años que le dé aire para reactivar una economía en recesión desde hace dos años y ahora castigada por la cuarentena por la covid-19.

La propuesta argentina incluyó sendas quitas de un 5,4% en el capital, y de 62% sobre los intereses, con una tasa promedio ofrecida de 2,25% para nuevos bonos a madurar entre 2030 y 2047, pero fue rechazada por los acreedores, que presentaron contraofertas.

"El gobierno no va a asumir ningún compromiso con nuestra deuda que postergue lo que todos los argentinos que están encerrados en sus casas están esperando, que es salir, producir y hacer crecer la Argentina", declaró Fernández este jueves.