• El dúo que forma con Pablo Isla supera los métodos de management norteamericanos y alemanes.
  • El propietario de Inditex, que no sabe inglés, manda, y el Ceo, que no sabe de moda, gobierna.
  • Es el esquema chairman-Ceo anglosajón o el reparto germano: consejos de vigilancia y administración.
  • Pero en Inditex, sin problemas entre ellos y sin manual que lo enseñe: los dos han encajado perfectamente.
  • El patrimonio de Ortega (69.860 millones) vuelve a superar al de Bill Gates, algo menor.
Amancio Ortega (en la imagen) es el hombre más rico del mundo, título que ocupó en octubre de 2015, aunque sigue perteneciendo al club del huevo frito (el de sus amigos de almuerzo). Y además, sigue dirigiendo, a su modo, el centro de diseño textil más importante del mundo (know how), el de Inditex, aunque no habla inglés ni tiene estudios empresariales. De hecho, Ortega está presente: tiene una mesa de trabajo. ¿La fórmula? Un encaje perfecto con el Ceo del grupo, Pablo Isla. Que es el hombre más rico lo confirma la lista elaborada por Forbes. La fortuna quita el hipo: asciende, este miércoles, a 78.600 millones de dólares (69.860 millones de euros) y ya supera al tradicional número uno de ese podio, Bill Gates, aunque por poco. El cofundador de Microsoft está en 78.500 millones de dólares (69.776 millones de euros). Mientras en el caso del fundador de Inditex, el patrimonio ha aumentado un 1,5%, en 1.200 millones de dólares (1.067 millones de euros), el de Gates ha caído un 0,2%, en 123 millones de dólares (109 millones de euros). Lo segundo, el equipo que forma con Pablo Isla, lo ha conseguido con un peculiar modelo de gestión, en el que el propietario manda y el consejero delegado gobierna sin que el otro se meta en el día a día. Salvo en operaciones gordas, como es natural, como puede ser una ampliación de capital. En otras palabras, cada uno asume su papel y eso sí que exige una adaptación, aunque no hay manual que lo enseñe. Sería lo más parecido al reparto de papeles en las empresas norteamericanas o en las empresas alemanas. En las primeras, los papeles se reparten entre el chairman y el Ceo, mientras que en las segundas, entre los presidentes del consejo de vigilancia (que representa a la propiedad) y el consejo de administración. Además, el primero tiene un poder, importante: cargarse al segundo. El problema, así de claro, es que la fórmula no evita los roces. Recuerden, por ejemplo, el choque Volkswagen -antes del escándalo de las emisiones- entre Ferdinand Piech y Martin Winterkorn, que ganó el segundo. Es el binomio propiedad-gestión que representan Ortega e Isla es el que a todo el mundo le gustaría imitar, aunque haya supuesto años de adaptación. ¿El resultado? Encajan perfectamente. Miriam Prat miriam@hispanidad.com