• Hasta la reforma Soria, era la tecnología que preveía un mayor aumento de primas.
  • Como potencial de futuro, era la energía verde más cara para el erario público.
  • Abengoa, junto con ACS y Acciona (la triple A) se lanzaron a la termosolar impulsados por las promesas verdes de Zapatero.
  • Y más problemas para la empresa de los Benjumea: los fondos le obligan a perder el control de Yield (energía verde).
  • El problema es que Abengoa estará vendiendo su core business.
Abengoa lo ha reconocido. Las plantas termosolares sólo son rentables si gozan de ayudas públicas. La compañía que preside Felipe Benjumea lo ha afirmado en un documento remitido este martes por la tarde a la CNMV, en el que ha tenido que aclarar algunas cuestiones relacionadas con las cuentas de 2014. "La rentabilidad en la explotación de dichos activos (plantas termosolares) sin la existencia de una tarifa regulada será muy poco significativa", señala el escrito. Efectivamente, hasta la reforma del ministro Soria, la energía termosolar era la que preveía un mayor aumento de las subvenciones. Lo hemos contado en numerosas ocasiones en Hispanidad. Como potencial de futuro, era la energía verde más cara para el erario público. No lo era en el momento de la reforma –lo era la fotovoltaica- pero sí lo sería en los próximos 25 años. Abengoa, ACS y Acciona (la triple A) lo sabían y se lanzaron a por la termosolar. Era una inversión segura –con garantía del Estado- y con una rentabilidad inigualable. El sueño verde de Zapatero, tan disparatado que su propio ministro de Industria, y antes director de la Oficina Económica de La Moncloa, Miguel Sebastián, tuvo que rectificar. Aunque no lo suficiente. En cualquier caso, la empresa de la familia Benjumea tiene otro problema. Ahora resulta que los fondos le obligan a perder el control de la filal Abengoa Yield, donde se concentran algunos de los activos verdes del grupo. El problema de vender Yield es que estará vendiendo su core business. Y si lo hace, ¿a qué se dedicará? Y aún hay más. Esta vez a cuenta de las dos desaladoras que la compañía tiene en Argelia. Una de ellas, la de Honnaine, la explota junto a ACS y a Sacyr. El caso es que existe un acuerdo por el cual, si hay problemas regulatorios, judiciales o derivados de la construcción, que superen los 30 millones de dólares (unos 23,7 millones de euros), Abengoa tendrá que recomprar los activos a Yield. Y lo más probable es que al final lo tenga que hacer. Las desaladoras tiene dos problemas: uno, medioambiental y otro, energético. Resumiendo: una vez desalada el agua, se devuelve al mar la sustancia sobrante, la salmuera. El problema es que, para hacerlo correctamente, hay que distribuir la salmuera de tal manera que no se concentre en un mismo lugar, con riesgo importante para la vida marina. Y para eso hace falta dinero. El otro problema, el energético: una de las técnicas más utilizadas para desalar es mediante el impacto brusco del agua marina contra varios filtros. El agua pasa, pero la sal se queda. Ahora bien, para lograr que el agua impacte con fuerza se requiere una energía muy intensa y continua. Y la mejor, y más barata, es la nuclear. Utilizar fuel, por ejemplo, encarece el proceso –se necesita mucho combustible- además del CO2 que se emite. Termosolares inviables sin primas, venta obligada de Yield a los fondos, desaladoras en Argelia... al mercado no le han convencido las explicaciones remitidas a la CNMV y la cotización ha caído este miércoles más de un 2,5%, con un IBEX que ha subido algo más de un 1%. Pablo Ferrer pablo@hispanidad.com