Encuentro de los principales representantes de la derecha europea, en torno a la Conferencia de Conservadurismo Nacional, celebrada esta semana en Roma y al que acude Santiago Abascal. El líder de Vox busca el encaje del partido en el exterior. ¿A quién se quiere parecer más, a la formación que preside el húngaro Viktor Orban (Fidesz), o al partido de Marion Maréchal Le Pen, sobrina de Marine Le Pen?

Más de uno pensará que los dos son extrema derecha y que las diferencias son mínimas. Pues ni lo uno ni lo otro. Y es que, mientras el primer ministro húngaro aprovechó el encuentro para reivindicar las raíces cristianas de Europa, Maréchal habló de esos principios, pero sin Cristo. La suya es, en definitiva, una derecha pagana, frente a la derecha cristiana -que no extrema derecha- de Orban y del polaco Jaroslav Kaczynski, líder de Ley y Justicia.

Con estos antecedentes, el Partido Popular Europeo (PPE) ha renovado esta semana la suspensión de Fidesz decretada en 2019. Según los populares, la formación de Orban no es todo lo democrática que debiera porque, por ejemplo, ataca la separación de poderes -principalmente, la independencia judicial- y a las instituciones europeas. Lo piensa buena parte del PPE, que no se ponen de acuerdo y continúan debatiendo si expulsar definitivamente a Fidesz.

La alternativa para Orban -y un posible encaje para Vox- es el Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos, que integra, entre otros, a Hermanos de Italia, que lidera Giorgia Meloni. La política italiana lo tiene claro y defendió, tanto a la formación de Orban como a la de Kaczynski, de las que aseguró que "están siendo atacadas por parte de los medios de comunicación progresistas europeos".

En definitiva, Abascal tiene que decidir dónde está Vox, si cerca de Orban o de Le Pen. La decisión es importante.