Sr. Director:

Escuchamos en demasiadas ocasiones a los adalides del nacionalismo catalán un discurso que recuerda a los entrañables vendedores de crecepelos milagrosos.

Resulta que tras una hipotética secesión todos los problemas de Cataluña encontrarían solución y los catalanes viviríamos en un nirvana donde seríamos ricos y felices. Pues resulta que hay malas noticias para los vendedores de paraísos independentistas envueltos en humo. Las grandes firmas internacionales -la suiza UBS, la norteamericana JPMorgan, la japonesa Nomura y la última semana, la alemana Deutsche Bank- son muy claras en sus análisis: la secesión de Cataluña no mejoraría la prosperidad y entrañaría grandes incertidumbres y elevados riesgos para la economía.

Sería un ejercicio de responsabilidad que algunos políticos dejaran de vendernos a los catalanes la moto independentista un día tras otro. Vamos a acabar pensando que les da igual las graves consecuencias de una secesión con tal de quedarse ellos con todo el poder, quizá lo único que les importa. 

José Martínez