Sr. Director:

Parece que no debe ser posible y, por eso, nuestro ínclito presidente, trata por todos los medios de resucitarlo, llevarlo al recuerdo de los ciudadanos que ya lo habían olvidado, y saltarse a la torera todas las leyes para ello, al mejor estilo del sátrapa Maduro. Nadie recordaba ya a Franco, aunque, como yo, haya sido víctima de aquel régimen. Aquello pasó y los españoles hicimos la promesa de olvidarlo, reconciliarnos entre todos y emprender un nuevo camino sin la influencia de ese pasado.

Pero llegaron los inútiles que nos gobiernan y aquella promesa la convierten en papel mojado para resucitar a Franco y con él los recuerdos de un triste pasado de enfrentamiento entre hermanos, y, sobre todo, de inventar historias de entonces que no son ciertas, para excitar más a los que no llegaron a conocer aquellos tiempos. Y pobre del que saque a relucir alguna simpatía por aquel régimen -que tuvo muchos aciertos-, pues recibirá los habituales calificativos que profieren la izquierda más radical, a falta de argumentos para otra cosa, del tipo “facha”, “franquista”, “fascista”, “carca”, etc.

Todos los españoles hicimos el pacto de olvidar, hecho que no se puede negar y que habíamos cumplido hasta ahora; si viene un mandatario con el propósito de romper aquel acuerdo, porque no sabe hacer otra cosa y con el ánimo de tapar sus incapacidades, enfrentando nuevamente a los españoles y con descarados objetivos políticos –hablemos claro-, ese despreciable señor es indigno de representarnos y menos de gobernarnos.