Sr. Director:

Son cosas que ocurren, aunque no lleguemos a entender las razones para ello. El Partido Socialista, compartamos o no sus ideas, siempre fue respetado y admirado por los españoles; de ahí sus éxitos electorales, hasta que llegó el nefasto Zapatero que tiró por tierra el trabajo de sus antecesores, cediendo a las presiones de independentistas, rompiendo el pacto que hicimos los españoles de olvidar el pasado y creando sus cordones sanitarios. Los efectos negativos de su gobierno, no se hicieron esperar y todavía los sufrimos.

Pero todo esto quedó en nada, cuando apareció Sánchez, ese señor con ansia de poder que, sin respetar a nadie, quería conseguirlo a toda costa. Pero en las elecciones en las que se presentó, consiguió los peores resultados de toda la historia de su partido. Sus ideas y propósitos, fueron rechazados, además de por el pueblo, por el propio PSOE, que le despidió como Secretario General. Pero su loca pasión hizo que utilizara artilugios de todo tipo para hacerse de nuevo con el cargo del que fue expulsado, lo que nos muestra su raquítica altura de miras. Siguió sin ganar unas elecciones, pero pactó con lo más indeseable del mundo de la política, para hacer realidad ese sueño que tenía de habitar la Moncloa y asegurarse una abultada pensión vitalicia, además del poder suficiente para romper con todo aquello que los españoles habíamos acordado. Algunos socialistas afirman que “es un tipo muy peligroso, corto de luces intelectuales y lleno de odio hasta las orejas”. Nada que objetar a esta afirmación, que comparten una mayoría importante de españoles.